Las Provinciales de la Sociedad del Sagrado Corazón, el Consejo General, y las otras asistentes se reúnen en Varsovia, Polonia, del 1 al 17 de septiembre para la Asamblea de Provinciales 2014.
En su conferencia de apertura, nuestra Superiora General Kathleen Conan RSCJ dio la bienvenida a cada una y agradeció a la Provincia de Polonia por los preparativos y por todo lo que continúan haciendo en apoyo de esta Asamblea. Ella expresa nuestras esperanzas ahora que nos unimos como una "comunidad de liderazgo de la Sociedad:"
"Durante estos días queremos llegara ser una comunidad que descubre el futuro de la congregación que se despliega. Traemos nuestras experiencias, esperanzas, desafíos, preocupaciones de nuestras hermanas y aquellas inherentes a las responsabilidades particulares de nuestro servicio. También venimos con el deseo y la responsabilidad de ampliar nuestra visión y experiencia para incluir la de las demás; para iluminar nuestra comprensión desde nuestra perspectiva personal de la vida de la Sociedad, para ver y abrazar el conjunto y para estar abiertas y en sintonía a la llamada que nos hace el Espíritu en estos tiempos. Estos días serán muy ricos a medida que descubramos y renovemos nuestras relaciones, que conozcamos más sobre las realidades de cada una de nosotras y del conjunto, reflexionemos juntas sobre ciertos aspectos de la vida de la congregación, exploremos el futuro que se despliega ante nosotros y examinemos los próximos pasos que necesitamos dar para responder a los movimientos del Espíritu."
Nuestras hermanas se embarcan este camino juntas “como mujeres de nuestro tiempo, cautivadas por el amor de Cristo, en el contexto de nuestras realidades cotidianas y abiertas a los llamados del mundo en que vivimos."
Las acompañamos con la oración con que la Hermana Conan abrió la Asamblea; una oración inspirada por palabras que vienen de la carta de presentación al inicio de las Constituciones, escrito en febrero de 1987 por Helen McLaughlin RSCJ:
Que nuestra Santa Madre, mujer de su tiempo,
atraída por el amor de Jesucristo y abierta a las llamadas del mundo en que vivía,
nos dé a todas y a cada una su espíritu, su audacia y su humildad.
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