En sosiego y en confianza

  • Foto por Silvana Dallanegra rscj
El tiempo ha estado revuelto y recientemente ha alcanzado algunos extremos. Frío, días lluviosos se han intercalado con interludios brillantes y soleados; vientos fieros con brotes de tiempo suave y primaveral. Y así es como ha sido la vida también: los efectos de un intenso catarro, y torbellinos de dificultades y decepciones; y entonces, en medio de todos los oscuros nubarrones, repentinos y alentadores brotes de bondad y positividad.
 
Mi oración, sin embargo, no ha seguido estas alzas y bajas. En los momentos de negros nubarrones la oración no se ha hecho más dura o más intensa; cuando el sol brillaba no se ha transformado en éxtasis ni tampoco en una mayor luz o alivio. Simplemente está ahí, un telón de fondo silencioso, constante, invariable, de los sucesos y vicisitudes de mi vida. Es, sencillamente, la misma. Un estar mutuamente en silencio, discreto, sin imágenes. Es simplemente algo que espero cada vez más, algo que me encuentro deseando cada vez más, incluso con – ó quizá debido a – su simplicidad y  llaneza. Esa es su belleza y su misterio inexpresable.
 
Hace muchos años encontré esta línea de Isaías: en el sosiego y en la confianza encontrarás la fortaleza (30.15). Ha permanecido conmigo a través de los años, hablándome de oración y de descansar en Dios, y ahora hay momentos, cuando rezo, en que canta suavemente dentro de mí. Así que me siento en la quietud y en la confianza en la presencia y la fidelidad de Dios. Y dentro de mí, a través de esta simple oración, me fortalezco – no recibiendo percepciones agradables o nueva comprensión  o experiencias, solamente estando con Dios.
 
Silvana Dallanegra rscj
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