"Entremos por la puerta santa y caminemos en peregrinación...." (foto por Joy Luz rscj)
¡Nos acercamos al final de este año 2015 con mucho agradecimiento! Las diversas maneras con que las Provincias han recordado y celebrado el 150 aniversario de la muerte de Magdalena Sofía y los 200 años de la redacción de nuestras primeras Constituciones nos ha ayudado a renovarnos en lo profundo de nuestra vocación de RSCJ y a prepararnos para discernir juntas en el Capítulo General cómo somos llamadas a vivir nuestro carisma en este momento del siglo XXI.
Recordando que "desde su contexto, intuyó nuevas posibilidades y tuvo el valor de crearlas educando las mentes y los corazones, especialmente de las mujeres, confiando en que llegarían a ser transformadoras de su mundo," ella nos recuerda que "aunque entendemos el mundo y las relaciones entre nosotras y con el planeta de manera diferente a las de Sofía, nuestra actitud está enraizada en su Corazón: el deseo de trasformar el mundo en amor."
Sofía nos pediría que entremos con confianza, deseo y esperanza por la puerta santa del Corazón de Jesús, confiando en que Dios quiere compartir con nosotras, una vez más, su amor misericordioso.
Entremos por la puerta santa de nuestros corazones, confiando en que el Espíritu está presente dentro de nosotras, abriendo, sanando, dando vida, respirando en nuestro interior, para que podamos conocer y vivir la misericordia de Dios. Quizá en este momento el Espíritu desea llevar a cabo una mayor transformación en mí, en nosotras. Quizá es el momento de recibir el perdón y de acoger el amor misericordioso de Dios, renovando nuestra confianza en que Él nos llama a vivir el amor de Su corazón. Quizá en esta Navidad se me invita a encarnar de una manera concreta la misericordia de Dios. Quizá...
Caminemos en peregrinación al lugar donde Dios habita en nuestro corazón. Dediquemos tiempo a reflexionar sobre el camino que hemos recorrido este año pasado o a lo largo de nuestra vida, fijándonos cómo y dónde nos hemos hecho más capaces de recibir y de vivir la misericordia de Dios en nuestra historia personal. Ojalá se nos conceda darnos cuenta, en nuestra relación con los demás, de lo que nos capacita para vivir la apertura, la ternura y el perdón de la compasión de Dios, y de lo que a veces nos bloquea. Ojalá podamos tomar conciencia de la dirección en la que Dios nos invita a peregrinar a solas y con los demás.
Unámonos a quienes en este momento están peregrinando, buscando el amor y la vida en el mundo de hoy. Caminemos con quienes huyen de la violencia, del terror y de la injusticia; con quienes sufren la destrucción del tejido social y medioambiental; con quienes intentan alcanzar una nueva tierra en la que puedan alimentar la vida y la esperanza para sí mismos y para sus hijos; con quienes, de diversas maneras, buscan reconstruir sus vidas. Caminemos con otros que buscan crear nuevas posibilidades de misericordia y de comunión en nuestro mundo. Aprendamos de los demás y con los demás cómo responder con amor ante el miedo, la violencia y el dolor; cómo imaginar y construir una sociedad en la que todos tengan acceso a lo necesario; cómo vivir de maneras nuevas que proporcionen vida para todos y que la conserven. Profundicemos y despleguemos nuestra compasión, que podamos crecer viviendo la visión de Sofía de relaciones transformadoras de amor a las personas, a nuestra comunidad global, a nuestro universo (cf. JPIC Comunicación no 3, Octubre 2015).
- a "entrar por la puerta de nuestra preparación colectiva al Capítulo": Que "recibamos las llamadas que [cada provincia] considere importantes para la Sociedad, cultivemos entre nosotras la apertura de espíritu y de corazón que nos capacitará para escucharnos unas a otras con amor y para discernir las llamadas del Espíritu a la Sociedad hoy."
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a "caminar en peregrinación con nuestras hermanas hacia el Capítulo General": Que "esforcémonos por conocer los contextos en los que viven y trabajan, por escuchar sus historias, por comprender lo que alimenta su vocación, lo que moldea sus esperanzas, sus convicciones y sueños; ofrezcamos con apertura, confianza y humildad nuestra manera de ver la realidad, afirmando que cada una tiene algo que aportar al conjunto, reconociendo que el Espíritu trabaja en cada una y entre nosotras; [y que] crezcamos en comprensión de las muchas dimensiones del futuro que está brotando y discernamos juntas cómo nos llama el Espíritu a responder a través de nuestra misión de amor."
