Acogida del Papa Francisco en la República Democrática del Congo

  • Pope Francis with RSCJ in the Democratic Republic of Congo
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La visita del Santo Padre a la República Democrática del Congo fue un acontecimiento colmado de gracias y bendiciones. Para algunos, un profundo deseo hecho realidad; para otros, la culminación de un largo período de expectativa lleno de esperanza; para otros, el cumplimiento de sus oraciones. Se trataba, efectivamente, de una ocasión inaudita de recibir por tercera vez a un Pontífice en territorio congoleño.

El 31 de enero de 2023, tuvimos la alegría de acoger al Papa Francisco en Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo. Esta alegría fue inmensa.  No era sólo para los fieles cristianos católicos, sino para todo el pueblo congoleño que esperaba impacientemente este gran acontecimiento.

Todos se movilizaron por la mañana para esperar el aterrizaje del avión de la aerovía ITA, con las banderas de la Santa Sede ondeando en el suave ambiente del aeropuerto de Ndjili, cubierto de júbilo. Desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad, en medio de miles de congoleños, aplausos y gritos de alegría embellecieron la llegada del Pontífice, con el canto: "Boyeyi bolamu o mboka Congo", que quiere decir, "Bienvenido al Congo".

Terminada la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto, el Papa se dirigió al Palacio de la Nación para el encuentro oficial con el presidente de la República. En su discurso ante las autoridades civiles y políticas, el Santo Padre se refirió a los diversos males que afectan al Congo y a África "¡Ánimo, hermano y hermana congoleños!" dijo, " Levántate, toma en tus manos, como un diamante de gran pureza, lo que eres, tu dignidad, tu vocación de mantener en armonía y en paz la casa que habitas", les dijo. "Este país y este continente merecen ser respetados y escuchados, merecen espacio y atención: ¡quiten sus manos de la República Democrática del Congo, quiten sus manos de África! Dejen de asfixiar a África: no es una mina para explotar ni una tierra para robar. Que África sea protagonista de su propio destino," suplicó el Pontífice.

En sus diversos mensajes, hemos sentido una profunda compasión, la de un padre hacia sus hijos. Su visita al Congo es un alivio y un estímulo para todos los congoleños. El sufrimiento es insoportable en nuestros corazones, por todo lo que está ocurriendo en el Este del país, donde nuestros hermanos y hermanas mueren cada día. Por ello, se mostró visiblemente entristecido por los relatos de las distintas víctimas de la violencia armada en el Este del país. "Vuestras lágrimas son mis lágrimas, vuestro sufrimiento es mi sufrimiento", les aseguró, a la vez que se encargó de pedir "perdón por la violencia del hombre sobre el hombre".

Ante más de un millón de fieles que participaron en la celebración eucarística del 1 de febrero en el aeródromo de Ndolo, en Kinshasa, el Papa Francisco centró su homilía en la paz. Ésta es posible gracias a la fuerza del perdón, a la fuerza de la comunidad y a la fuerza de la misión. Recordó que él es el defensor de los pobres, de los que sufren. Esperamos que este mensaje sobre la paz permanezca en nuestros corazones e interpele a quienes pueden actuar para que la paz se restablezca en la RDC.

En la mañana del jueves 2 de febrero, el Santo Padre se reunió con jóvenes y catequistas en el estadio de los Mártires; el pastor de la Iglesia universal exhortó a los jóvenes a rechazar la corrupción, porque el futuro del país está en sus manos. Propuso cinco ingredientes, como los cinco dedos de la mano, para construir el futuro de la RDC.

  • El pulgar para la oración
  • El índice para la comunidad
  • El mayor para la honestidad
  • El anular para el perdón
  • El meñique para el servicio

En la tarde del mismo 2 de febrero de 2023, en la catedral de Nuestra Señora del Congo, el Papa se reunió con seminaristas, sacerdotes, religiosos, religiosas y todas las personas consagradas. En su discurso, volvió sobre los numerosos desafíos de la Iglesia congoleña y recordó la importancia de servir al pueblo, como testimonio del amor de Dios. A pesar de las "condiciones difíciles y a veces peligrosas" en las que la Iglesia congoleña lleva a cabo su misión, "hay también mucha alegría en el servicio del Evangelio y las vocaciones a la vida consagrada son numerosas", subrayó el Papa. "Para vivir así nuestra vocación, siempre tenemos tentaciones a vencer", prosiguió. Estos son los tres desafíos que planteó: " La mediocridad espiritual, la comodidad mundana, la superficialidad".

Superar la mediocridad espiritual exige ante todo una vida alimentada por la oración. "El secreto de todo es la oración, porque el ministerio que hacemos no depende de nosotros, sino del Señor". El segundo desafío es superar la tentación de la comodidad mundana. Esta mundanidad, que nos hace buscar nuestra propia comodidad por encima de todo, nos hace perder el corazón de la misión, que es ir más allá de los territorios del yo para llegar a nuestros hermanos y hermanas, ejerciendo en nombre de Dios. Por último, el tercer desafío es el de superar la tentación de la superficialidad. Si el pueblo de Dios espera ser alcanzado y confortado por la palabra del Señor, necesita sacerdotes y religiosos/as preparados/as, formados/as y apasionados/as del Evangelio.  De ahí que la formación sea un camino que hay que recorrer siempre, toda la vida.

Al final de todo, el Papa nos agradeció nuestro servicio y nuestro celo pastoral. Nos bendijo y prometió llevarnos en su corazón. Por último, nos pidió que rezáramos por él. Damos las gracias a Dios que permitió a su siervo realizar su viaje a nuestro país. Que su nombre sea alabado. 

Hermana Noël Maziku RSCJ
Provincia de RDC-CHAD