Inspirada por la vida de Sofía

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La vida de Sofía me inspira de muchas maneras: su deseo de dar a conocer el amor del Corazón de Jesús, el leer los signos de los tiempos, su vida de oración, cómo enfrentó y manejó las dificultades.

El fuego en el momento de su nacimiento se convirtió para Sofía en un símbolo del amor del Corazón de Jesús. Se sintió llamada a darlo a conocer hasta los confines del mundo. Deseo que fue realizado a través de la vida de nuestras hermanas Philippine Duchesne y Anna du Rousier, quienes llevaron el amor del Corazón de Jesús a América del Norte y del Sur, respectivamente. Me siento inspirada a amar al Señor toda mi vida.

Sofía vio la necesidad de educar a las niñas y de formar a las jóvenes en el espíritu de adoración. Esto me anima a afrontar el presente. Por ejemplo, recientemente estuve en Karamoja por mi experiencia apostólica. Me conmovió el trabajo de nuestras Hermanas, su acercamiento a la gente en las aldeas, y cómo la gente fue sanada por su presencia amorosa.

Cuando la vida se volvía desafiante, Sofía decía: “Miro, escucho y rezo”. Permanecer en la oración la mantuvo en paz; nunca nadie la dejó sin estar más feliz o más cerca de Dios. Esta es para mí una invitación a vivir mi vida complaciendo a Dios y en total abandono a su voluntad.

Mientras reflexiono sobre la vida de Sofía, me quedo maravillada y asombrada, con un fuerte deseo de convertirme en RSCJ.

 

Priscilla Tusasibwe

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