Mirar desde el Corazón de Jesús

La fiesta del Sagrado Corazón nos regala la oportunidad de dejarnos tocar, interpelar y conducir por Jesús, pues su Corazón nos habla de Él y sus preferencias. Entrar en su Corazón y conocerlo más íntimamente nos permite profundizar en su manera de mirarnos y mirar nuestro mundo, de comprometerse con nuestra realidad desde ahí invitarnos a hacer lo mismo. 

Mirar…

Mirar es focalizar la atención en algo, para descubrirlo, hacerlo propio y por qué no imitarlo. Nuestros ojos son las ventanas por donde salimos al mundo, nuestra mirada es el punto de encuentro con la vida, la propia que bulle en nuestro interior y la externa, que habita en todo lo creado.

Mirar el mundo desde el Corazón de Cristo, es entonces, una invitación a querer que nuestra mirada se ensanche, se deje empapar por su forma de amar, de mirar y acercarse a la humanidad, es querer que sus preferencias sean las nuestras.
 
Y ¿cómo  mira el Corazón de Jesús?
 
El Corazón de Jesús mira con compasión y ternura, así contempla y acoge toda la vida humana, nada queda fuera de su mirada, nada de lo humano le es ajeno, entran ahí los dolores más hondos y las alegrías más grandes. Eso hace que Jesús se sobrecoja ante el dolor de muchos y también goce y haga suya la alegría de  tantos.
 
El corazón de Jesús tiene una mirada amplia, inclusiva y acogedora; donde todos tenemos cabida sin exclusión de ningún tipo: ni raza, lengua, credo, orientación sexual, género. Es una mirada que nos acoge con toda nuestra historia, llena de fragilidades y fortalezas, una historia muchas veces herida. 
 
El Corazón de Jesús tiene una mirada misericordiosa, que acoge nuestra vulnerabilidad, no se escandaliza. Nos reconcilia con nosotros mismos y con los demás, ayudándonos a rehacer lazos e invitándonos a ser mujeres y hombres sanadores de heridas.
 
La mirada del Corazón de Jesús está seducida por una sola pasión: el Reino y su plenitud para todos, desde ahí Jesús se mueve con una sola intención sanar, liberar, incorporar, dar vida y darla en abundancia, desde ese modo convoca y envía a anunciar la buena noticia a todos. 
 
La mirada del Corazón de Jesús no desconoce la realidad, no pasa por alto la injusticia, el dolor, la ambigüedad; sino que reconociendo todo ello, nos impulsa a tener una mirada más amplia, a tener una mirada desde la fe,  para vencer todos esos signos de muerte y promover la esperanza.
 
Que esta fiesta del Sagrado Corazón nos ayude a adentrarnos en este modo de  Jesús, el cual nos ayude a recrear nuestra manera de mirar el mundo, de contemplar a los hombres y mujeres que viven en él. Hagamos nuestra esta mirada de Jesús para ir más allá de las apariencias, de modo que podamos sorprendernos con todo lo que hay de noble y elogiable en el corazón de las personas. Sólo esta mirada nos permitirá reconocer la grandeza del amor de Dios presente en el mundo y nos llevará a vivir de una manera nueva y renovada.
 
                        
M. Eugenia Valdés O.  rscj
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