Fiesta de San José

Sta. Magdalena Sofía Barat
 
30a Conferencia
A las novicias para prepararlas a la Novena de San José
9 de marzo, 1833
 
Vengo yo, queridas hijas, porque la Madre Desmarquest no puede hacerlo, para anunciarles que mañana comenzamos la novena de San José y explicarles algunas razones que las animen a hacerla con todo el fervor posible.  
 
Qué santo más digno de nuestros homenajes y de nuestra confianza, que por su fidelidad mereció ser el guardián de la más pura de la Vírgenes y padre putativo del Niño Dios?  ¿Quién podrá mejor que él enseñarnos a conocer el Corazón de nuestro divino maestro, que tan a menudo descansó en sus brazos?  Después de María sólo él ha tenido este honor y ha vivido cerca de 30 años con este Dios encarnado … ¿quién podrá decir los tesoros de ciencias y virtud que debió sacar de esta familiaridad tan íntima con Jesús y María? y ¿qué podré decirles, si pensamos que vivió 30 años con el Verbo Encarnado, de los tesoros de ciencia y virtud que sacaría de esta familiaridad?  ¿qué les diré del poder que tiene en el cielo sobre el Corazón de este Dios que quiso estarle sometido en la tierra?  Las palabras humanas no pueden dar una idea justa; sólo en la eternidad podremos comprender hasta dónde llegan el poder y la santidad de este gran santo.
 
¿Qué harán ustedes, queridas hijas, para que esta novena siempre tan eficaz, lo sea más aún ahora que va a comenzar esta fundación, que si somos fieles, dará tanta gloria al Corazón de Jesús?  Primero por la oración se prepararán a la fiesta, procurarán hacer con mayor fervor sus oraciones de siempre, especialmente las de esta novena; pero ya saben que la oración sin las obras no agrada a Dios ni a los santos, por eso la unirán a la práctica de la virtud, sobre todo de aquella que San José nos dio tan admirables ejemplos.  Estarán más recogidas, más modestas y silenciosas, más unidas en el trabajo a Jesús y a María; serán más humildes, aceptando gustosas las pequeñas humillaciones que encuentren; sin excusarse, ni buscar la estima de sus Madres, deseando como San José que sólo Dios sea testigo de sus buenas obras.  A la humildad unirán la mansedumbre, pues estas dos virtudes del Corazón de Jesús deben ser la característica de sus esposas.  Tratarán de ser más suaves y caritativas con los que las rodean, procurando dar gusto a sus hermanas, sirviéndolas con amabilidad, aunque tengan que molestarse para ello, reteniendo un movimiento, un gesto, una palabra viva, soportando un disgusto, una contrariedad, sin que nadie note que hacen un acto de virtud.  Si hacen esto les aseguro que sus oraciones tendrán éxito, pues como dice Santa Teresa, jamás se invoca en vano a este gran santo.  
 
¿Qué le pedirán hijas mías durante esta novena? Primero cada una pedirá lo que crea más necesario a su perfección y además el espíritu interior y la humildad, el amor a la vida oculta, virtudes ambas que practicó San José en grado sublime y no se negará a pedirlas al Señor … pídanle que les alcance la gracia de aprovechar bien el tiempo de su noviciado para adquirirlas, ya que ahora les es más fácil y estas virtudes les serán indispensables toda su vida.  La casita de Nazareth, donde vivió con Jesús y María, fue un paraíso anticipado, pero la vida religiosa y sobre todo el noviciado es también un paraíso para las almas recogidas, humildes y ocultas, pues Jesús, María y José viven con ellas … Rueguen también por esta fundación, pidan a San José que sea su protector y que les obtenga cuanto necesitan para llenar los designios de Dios y glorificar al Corazón de Jesús.  Hijas mías, no lo podemos disimular, ¿de dónde vienen tantas dificultades y atrasos para empezar esta fundación sino de la falta de virtudes que exige una obra tan importante y qué detiene a Nuestro Señor para que cumpla este deseo?
 
Rueguen también a San José por aquellas de sus hermanas que se preparan a pronunciar pronto sus últimos o sus primeros votos, por aquellas que los harán más tarde, pues no han hecho aún los esfuerzos que pide este gran acto; también por todas las demás del noviciado, para que se preparen a la alianza que contraerán un día con Jesucristo; por fin pidan por sus Superioras y por toda la Sociedad.
 
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