Prioridades del Capítulo General de 2008

 

Diálogo hacia la comunión

Reunidas alrededor de la mesa de la vida, donde cada una ofrece su pan como alimento para todas, reconocemos el diálogo como la posibilidad de un mundo más humano y de una vida con Espíritu.

Fieles al compromiso de Sofía, mujer de relaciones y diálogo, aprendemos el valor del cuidado, la cercanía, la paciencia y el amor como actitudes del corazón que nos conducen hacia la comunión. Con corazón contemplativo, habitado por el Espíritu, escuchamos al mundo que nos habla de sus esperanzas y sufrimientos. Encontramos el Corazón de Jesús encarnado en esta historia; desde aquí reclama nuevas relaciones y nos invita a caminar unos con otros/as y con toda la creación como un solo cuerpo.

Capítulo general 2008

Photo by Lolin Menendez rscj

Contemplación

Como mujeres enraizadas en el Corazón de Cristo, reafirmamos que nuestra herencia contemplativa brota de una “exigencia de amor que el Espíritu ha grabado en nuestros corazones.”

Queremos ser capaces de detenernos, de hacer silencio y abrir nuestro ser profundo para sentir y pensar la vida desde el Corazón de Dios. En el secreto de nuestro corazón, el Espíritu va transformando nuestros sentimientos y respuestas, y nos introduce a una vida de intimidad con El.

Llegamos a sintonizar con el latido de nuestros pueblos descubriendo las huellas y el amor del Creador en la vida cotidiana como experiencia gratuita. Entramos en el movimiento del Espíritu que suscita en nosotras un modo nuevo de acercarnos a la realidad, solidarias en la búsqueda de la justicia, la paz y el cuidado de la creación.

Capítulo general 2008

Photo by Marisol Chirosa rscj

La Comunidad

Como RSCJ estamos llamadas a seguir a Jesús, en comunidad, a la manera de Sofía. Profundamente enraizadas en nuestra relación con Jesús, reafirmamos que la vida en comunidad es una expresión fundamental de nuestra espiritualidad.

La comunidad es un espacio donde somos llamadas a una continua conversión personal y comunitaria.

Buscamos aprender a ser hermanas, a crecer asumiendo nuestras vulnerabilidades y dones, y nos animamos mutuamente a correr riesgos que nos dan vida. La comunidad, como forma básica de organizarnos, es un espacio donde tomamos decisiones juntas para nuestra vida y misión. La comunidad, a todos los niveles, es misión y para la misión.

Deseamos ser comunidades abiertas a todos/as para compartir la vida y la fe, los sueños y las luchas, nuestros bienes y recursos…. La alegría que hemos experimentado al vivir y celebrar juntas como hermanas, nos da un nuevo impulso para construir comunidad, también con otros/as, allí donde estemos. 

Capítulo general 2008

JPIC junto a los más vulnerables

Al contemplar Su corazón en el corazón herido de la humanidad, surge el deseo de comprometernos con mayor pasión y compasión en la búsqueda de la justicia, la paz y la integridad de la creación.

Nuestro caminar cotidiano con los pueblos de diferentes razas y culturas, en los diversos contextos donde estamos, y la escucha profunda de los gozos y los sufrimientos de la humanidad, nos han permitido tocar la pobreza, la desigualdad, la exclusión, la violencia y la destrucción del medio ambiente, en el mundo de hoy. Reconocemos con mayor claridad la interconexión que existe entre las realidades globales y su impacto en las situaciones locales. Tenemos mayor conciencia de los efectos negativos de la globalización del sistema económico neoliberal y de la cultura dominante.

Nos duele el dolor de nuestros pueblos. Desde ellos y con ellos encontramos en el corazón abierto de Jesús.

Capítulo general 2008

Nuestra opción por los jóvenes

Escuchamos una fuerte invitación a caminar con ellos/as compartiendo nuestra sed y nuestras aspiraciones, uniendo nuestros esfuerzos para construir un mundo conforme al Reino de Dios.

Desde lo más hondo de nuestro ser contemplativo surge la llamada a mirar el mundo a través del Corazón traspasado de Jesús, donde encontramos a la vez la fuerza y las heridas de la humanidad. Esto nos urge a renovar nuestro compromiso por los/as jóvenes con una nueva pasión.

Queremos seguir caminando con los/las jóvenes. Muchos de ellos/as están comprometidos/as en el trabajo por la justicia e inquietos por el futuro del planeta. Otros/as sufren la marginación, la pérdida de sentido y de esperanza en el futuro del mundo. Algunos/as desean entregar sus vidas con generosidad al servicio de los/as demás. Necesitamos estar con todos/as ellos/as en su búsqueda del Dios, de sentido y del valor de la vida.

Estamos convencidas de que nuestra espiritualidad tiene algo importante que decir al mundo de hoy y queremos compartirla con los/las jóvenes de una manera creativa y vivificante, conscientes de que muchos/as están sedientos/as de la experiencia del amor de Dios. Como Religiosas del Sagrado Corazón, queremos responder con corazón de educadoras.

Capítulo general 2008