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"¿Tienen algo de comer?" (Jn. 21, 5): Fernanda Vacas, que llegó a Venezuela en 1993 y está celebrando 30 años de vivir allí, describe su experiencia de Jesús en Venezuela, y por qué esto le ha dado ganas de quedarse.
Guauuuu, impresionante. Jesús está en la historia, en la realidad, ¡HOY!, en la vida de cada día. Anda caminando por las calles y viviendo.
No es ese Jesús que me pide cuentas antes de comulgar. No es el que vigila siempre, hasta mi “pensamiento y omisión”. Ni el que muere por mis pecados o carga con mis culpas. No, ese no es Jesús.
Es un Jesús natural y vital. Está a mi lado, con nombres distintos y acento de muchos lugares: ESTÁ. Y forma parte de esta historia, de esta realidad, de esta Vida. Cuenta conmigo. Cuenta contigo. Hace preguntas, propone, pide ayuda, ríe y llora.
Es verdad que yo le había conocido entre “el mariguncio y Harry Belafonte” en la cocina de mi madre. Es decir, entre música y pucheros, entre el humor y el amor al cada día. También lo encontré en la comunidad de Mata de Alcántara: un pequeño pueblo de Extremadura, dos Hermanas del Sagrado Corazón, un amor por entregar. Y entre Moratalaz y Aluche, con Feli y una comunidad de Hermanas en “amor mayor”.
Pero, ¿en qué momento lo olvidé? ¿cuándo encerré la naturalidad de Jesús entre los muros de la institución? ¿cómo me convencí que aprender a amar con él era cumplirle a la religión? ¿por qué me alejé, me estructuré, me uniformé?
… y es entonces cuando Jesús me pregunta: “¿Tienes algo de comer?”
Lea la reflexión completa a continuación
Fernanda Vacas RSCJ
