“Tocar” y “Transformar”: El impacto del Programa de inmersión en las Filipinas de los Colegios del Sagrado Corazón de Secundaria de Japón

  • Autora Saiko Kobari con niños filipinos

Estoy muy agradecida de haber sido una “Niña del Sagrado Corazón”. Crecí en el Colegio del Sagrado Corazón de Japón desde la escuela elemental hasta la universidad. En 1992, cuando estaba en 3º  de Secundaria en el Sagrado Corazón de Obayashi, tuve la preciosa oportunidad de formar parte de un programa de inmersión en las Filipinas. No es una exageración decir que la dirección de mi vida cambió con esa experiencia.

En el año 2003, después de trabajar durante seis años en una empresa de Japón, me despedí de mi trabajo y decidí servir en las Filipinas. No era ni valiente ni estúpida al dar este paso porque en aquel tiempo no tenía ni las habilidades profesionales ni la lengua para poder servir a la gente. Doy gracias a Dios por haber abierto varias oportunidades a través del trabajo y de los estudios, y de la ayuda de mucha gente, especialmente de RSCJ. Entre 2004 y 2007, mientras estudiaba en el Instituto Social de Asia y trabajaba en la Fundación Santa Magdalena Sofía (SMSF), me involucré en el programa de inmersión del Sagrado Corazón como miembro del personal local. Más tarde, entre 2010 y 2013, participé en el programa como profesora del Colegio del Sagrado Corazón de Obayashi.

No soy la única graduada del Colegio del Sagrado Corazón que ha sido cambiada por este programa. Muchas de nuestras participantes han incorporado el valor del servicio y han tomado decisiones que les han cambiado la vida, incluso al elegir sus diferentes campos profesionales: como médicos o expertas en salud pública, como diplomáticas o trabajadoras sociales, como personal de organizaciones no gubernamentales internacionales o como profesoras en Japón. Hay también varias que formaron una asociación llamada “Halo-Halo-Kai” que continúa apoyando SMSF con bazares y conciertos. Tan fuerte es el impacto de este programa que incluso alumnas que no participaron han sido inspiradas por él y están actualmente formando parte de algunas de sus diferentes actividades. Hay algunos ejemplos que muestran la dimensión transformativa de este programa de exposición, que fue iniciado por el Colegio del Sagrado Corazón de Obayashi en 1985. 

Hasta el momento, un total de 450 participantes han pasado por el programa. Después de una preparación extensiva, que incluye aprender inglés, una comprensión de la historia y de las realidades socio-culturales de las Filipinas, el grupo de estudiantes seleccionadas y algunos profesores son enviados a las Filipinas, donde se quedan durante 11 días. A través de actividades de grupo, visitas a una diversidad de lugares, vivir con familias Filipinas y participación con la comunidad de base de SMSF, las estudiantes son capaces de interactuar con gente local, particularmente los más desfavorecidos. También procesan sus experiencias en grupo, tienen reflexión personal, tiempo para compartir y para rezar.

 
 

En mis entrevistas con participantes, he descubierto convergencias en la forma en que expresan el impacto de este programa: 

  • Transformación personal: El programa les ha ayudado a mirar una y otra vez sus relaciones, actitudes hacia la vida y perspectivas, así como su fe en Dios. Ha abierto nuevas posibilidades para su futuro. Más tarde en su vida, volvieron su mirada hacia esta experiencia como su inspiración para trabajar por conseguir una vida mejor para otros y para la comunidad global. 

  • Experiencia “Nosotros”: Durante el programa fueron capaces de desarrollar nuevas relaciones, identificar valores compartidos, y crear una experiencia-nosotros entre ellos y los Filipinos. Los prejuicios y estereotipos se rompieron, y de ser “extranjeros” se volvieron “magkaibigan” (amigos). Aunque las interacciones fueron breves y posiblemente no vuelvan a verse, esta “experiencia-nosotros” permanece en sus corazones.

 
 
  • Nuevas formas de consciencia: de sí mismos, de la realidad y de la responsabilidad social, del medio ambiente, y de Dios. Vieron las duras realidades de Filipinas con sus propios ojos y tuvieron encuentros reales con los pobres, los abandonados, los minusválidos, y con las víctimas de violencia. Aprendieron que la pobreza no es solamente la privación económica, sino también una experiencia de aislamiento, de sentirse ignorado, de impotencia y de discriminación.

  • Ser tocados. Fueron tocadas por la hospitalidad y las sonrisas de la gente, especialmente los pobres. A pesar de la pobreza, encontraron esperanza, riqueza de corazón, felicidad auténtica, y sentido de la vida. La actitud de los pobres, que confían totalmente en Dios, profundizó su fe. 

 

 
  • Cuestionamientos.  Lucharon con las contradicciones entre su vida privilegiada en Japón y las duras realidades de los pobres, el abismo entre los ricos y los pobres, y la co-existencia de la pobreza con la riqueza de corazón. Y aunque las respuestas a todas estas preguntas no llegaron durante los días de experiencia, continuaron buscando su significado y permitieron que afectasen las decisiones que tomaron en el futuro.
 
A través de este estudio, descubrí que lo que es transformador no es solamente ver con los propios ojos o adquirir información a través de la tecnología. Lo que es transformador es el encuentro directo con las personas reales, y la percepción que se produce cuando algo nos toca el corazón. ¿Qué es entonces lo que “toca” y “transforma”? Estoy convencida de que es esta “experiencia-nosotros” la que tiene un alto potencial para “tocar” y “transformar”.
 
 

Antes de terminar esta reflexión, quiero expresar una honda gratitud a las Hermanas de la Sociedad del Sagrado Corazón de Jesús por todo su apoyo durante mis estudios y por darme la oportunidad de vivir con, trabajar con, y permitir que mi corazón fuese “tocado” por personas y comunidades de las Filipinas en situaciones de desventaja. 

Maraming Salamat po.  (Muchas gracias). 

Saiko Kobari          

Saiko Kobari realizó este estudio fenomenológico en el año 2007 como uno de los requisitos principales para un Master en Servicios Sociales y Desarrollo en el Instituto Social de Asia en Manila. De nuevo en Japón, continúa siendo una voluntaria activa de la Fundación Santa Magdalena Sofía (SMSF), y viaja asiduamente a las Filipinas para ayudar en diversas actividades de la fundación. Lo que hizo una vez como parte de sus estudios, se ha convertido, con el paso de los años, una realidad cada vez más profunda en su vida. 

Province: