Querida Madre,
Has sacado tu fuerza e inspiración del Corazón traspasado de Jesús y te has sentido llamada a dar a conocer este amor a los demás. Querida Madre Sophie, me siento profundamente llamada a hacer lo mismo que tú, y no me importan los desafíos.
Tu sentido del humor surgió y te mantuvo a salvo. "Si los paganos", decías, "pueden hacer grandes sacrificios en aras de su propia gloria, ¿no puedo yo soportar lo que me atraviesa por el Dios del cielo al que sirvo, y ser valiente en circunstancias difíciles?" Cuando diste inicio a la Sociedad tu propusiste que la generosidad, el amor fuerte y generoso a Jesucristo debía ser el espíritu de la Sociedad del Sagrado Corazón de Jesús. Así es, y seguimos pidiéndote que reces por nosotras para mantener esta vela encendida.
Madre, fuiste una constructora que fundó más de 80 casas, una mujer de oración, una educadora y una guía espiritual. Ruega por mí y por toda la Sociedad para que imitemos tu vida ejemplar.
Madre, siempre escuchaste al Espíritu para que te guiara hacia donde Dios quería que fueras. Dijiste: "Si tuviera que volver a vivir mi vida, trataría de vivir en completa apertura al Espíritu, porque nada puede hacerse sin su guía". Madre, reza por nosotras especialmente en estos días de pandemia para que, como tú, seamos guiadas por el Espíritu en todo lo que hagamos.
Tu querida hija
Veneranda Nabisenke