Una experiencia del poder transformador de la educación

  • Georgia con una alumna
 
 
 
 
Durante la Cuaresma, Stuartholme, el colegio del Sagrado Corazón de Brisbane,
hace una colecta para el “Proyecto Compasión” de Caritas Australia.
El lema de este año era “Aprender más – Crear cambios”
 
Georgia Patchett, alumna de 12e año en Stuartholme, 
comparte esta experiencia con ocasión del Miércoles de Ceniza de este año.
 
 

En diciembre de 2014-2015 mi familia y yo visitamos Camboya para enseñar inglés en algunas escuelas.  Para  entender a la Camboya actual, debemos conocer antes el brutal pasado de este país.

De 1975 a 1979 Camboya estuvo gobernada por los Jemeres Rojos, partido político dirigido por Pol Pot.  Durante estos cuatro años, más de un millón setecientos mil hombres, mujeres, niños perecieron asesinados y todas las escuelas estaban cerradas. Este genocidio tuvo enormes repercusiones que siguen afectando al país en la actualidad.

La  escuela en la que enseñamos durante algunos años, se encuentra en la periferia de Phnom Penh, la capital de Camboya.  La escuela paga a la familia de cada alumno 50 Kg de arroz por mes, para que  los niños vengan a la escuela.  Si no, los padres prefieren que los hijos se queden en casa y ganen algo para mantener a la familia.

Cuando estaba enseñando en aquella escuela de la periferia, me llamó la atención un alumno en particular. No recuerdo cómo iba vestido, ni siquiera cómo se llamaba, pero quedó grabado en mí para siempre.  Se sentaba al fondo de una sala de clase pequeña, concentrado, y trabajaba tranquilo sin cesar.  Era reservado y casi no hablaba con los otros alumnos ni en los recreos ni en clase.  Quise asegurarme de que estaba bien, y para ello me puse a hablar con él un día al terminar las clases.  Me dijo que sólo quería aprender, para poder mantener a su familia más adelante. Al ver a este chico que tenía tan solo dos años menos que yo, quedé impresionada por su generosidad en favor de su familia y su firme decisión de recibir una educación.  Muchos de aquellos chicos compartían esta misma determinación.

A pesar de que sus padres no tuvieron posibilidad de instrucción y educación, los niños de Camboya pueden y quieren superar ese vacío de formación.  Los que fueron alumnos míos durante los dos últimos años estaban realmente ávidos de aprender. A pesar de la escasez de útiles de escritura, libros de texto y pupitres, los chicos disfrutaban al recibir educación e instrucción.

A veces consideramos la educación un beneficio normalmente asegurado, pero ¡a cuántos en nuestro mundo  se les niega este derecho!  He visto por experiencia que puede transformar a individuos y grupos, de modo que logren superar las dificultades pasadas y crear un porvenir más luminoso, en el que podrán ellos y quienes los rodean, romper el ciclo de la pobreza.

Georgia Patchett
Colegio de Stuartholme
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