Oración por Filipina y por las personas en movimiento

  • Frederick Judd Waugh - Crashing Waves
    Frederick Judd Waugh - Crashing Waves
  • Philippine Duchesne with Native Americans

El cielo parece rodar rápidamente detrás de montañas de agua y arrastrar las estrellas. Estas aguas del mar, casi negras en la tormenta, abren y cierran sin cesar sus abismos sin fondo conocido. Las olas vienen en cualquier momento a cubrir el puente y se escapan a través del ir y venir de las olas .. todo esto no hace gracia cuando no se ve a Dios en la tormenta.

Carta 93 L.8 a la Madre Barat

Hoy, querida Filipina

Son numerosas las Rebecas de fortuna que afrontan las olas agitadas de los flujos migratorios.

Los tsunamis de derechos humanos pisoteados, de democracias en naufragio o de futuros ennegrecidos acarrean por nuestros mares almas perdidas en busca de un nuevo horizonte.  Una mañana que dejaría salir un viento de libertad y un sol de dignidad.

Filipina, acompaña a estos seres en busca de una tierra hospitalaria.

Para tener las condiciones tan valiosas de sentirse útil, de darse a sí mismo, de ser una presencia para y con otros.

Como tú, participar en la vida de nuestra familia común y hacer de su vida una ofrenda de amor.

Filipina, enséñanos a maravillarnos de nuestros hermanos y hermanas en migración.

En tu humildad y sencillez, te les acercarías.

Agudiza nuestros ojos para percibir lo que tienen que enseñarnos, estos maestros de valor, estos orfebres de esperanza, estos creyentes fervientes.

¡Filipina, invítanos a poner nuestros corazones en éxodo!

Que podamos salir de todos nuestros confinamientos interiores: de los callejones sin salida de nuestros miedos, de las prisiones de nuestros egos, de nuestras angustias ante lo que nos falta, de nuestros lugares sin palabras de ternura.

Como tú, despojarnos y entregarnos resueltamente.

Filipina, «has sabido dejar caer el grano de trigo en la tierra» y tu vida ya no era solo tú, sino una multitud de rostros que iluminaron tu corazón.

Enséñanos a arrodillarnos en silencio ante Aquel que te enseñó a amar.

Que juntos podamos ser capturados en lo más profundo de nuestro interior por este único deseo:

«Padre que todos sean uno» Juan 17,21

Rachel Guillen rscj