Venizia Fernandes
Así como un río fluye hacia el mar, a pesar de los obstáculos que pueda encontrar en el camino, me veo avanzando hacia Jesús afrontando la vida con coraje y con plena confianza en Su amor.
Así como un río fluye hacia el mar, a pesar de los obstáculos que pueda encontrar en el camino, me veo avanzando hacia Jesús afrontando la vida con coraje y con plena confianza en Su amor.
Un día, un pensamiento se apoderó de mi mente: vivir para uno mismo es normal, pero vivir y hacer algo por otra persona es un regalo de Dios. Estas palabras perduraron mientras elegía mi forma de vida. Después de completar mis estudios, me uní a las Hermanas del Sagrado Corazón.
Varias veces escuché a mis padres decir “Tujekhoshi jau Deva” (Que se haga tu voluntad, oh Dios). En algún lugar esto está arraigado profundamente en mí y me ayudó en mi discernimiento. Aprendí a esperar la respuesta de Dios.
Como la mayoría de las familias católicas, habíamos enmarcado fotografías del Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de la Madre María en el altar. Experimenté una profunda conexión con la imagen del Sagrado Corazón. Sentí que Jesús me estaba hablando y a menudo me conmovía hasta las lágrimas con la profundidad de esta conexión.
Cuando miro hacia atrás en mi vida como Religiosa del Sagrado Corazón (RSCJ), me doy cuenta de que es Dios quien me llamó.
Cuando elegí responder a la llamada a la vida religiosa, experimenté un gran sentido de paz y confianza, sabiendo que Dios obraba asiduamente en cada obstáculo que se interponía en el camino de mi elección. Sólo puedo maravillarme de todo lo que Dios ha hecho y sigue haciendo por mí.
Fue el día de mi Primera Comunión que el Señor Jesús entro en mi corazón de niña y me susurró: “¡Ven y sígueme! ¡Serás testigo de mi amor - para todos los pueblos!"
La historia de mi vocación es como un cuento de hadas - todo bien planeado desde el principio hasta el final.
Me siento sobrecogida por su amor por mí, un amor que ha estado ahí desde el principio; un amor que abraza todo mi dolor, mi alegría, y mi historia!. Y podría decir: “Deseo seguirte a lo largo de mi vida. No soy más que un pequeño punto en el universo, pero quiero proclamar tu amor al mundo”.
"Todo es gracia". Esta es la frase que mejor describe mi vida y mi vocación. Trato de vivir esta verdad todos los días, con gratitud, por las personas a mi encuentro y los acontecimientos que vivo.