De la oscuridad a la luz
Oscuridad y luz, sin saber a dónde ir, qué hacer, caos o creación – ¿qué fue lo que Rosa Filipina Duchesne tuvo que enfrentar en su vida?
Se sintió llamada a ser misionera, y le llevó mucho tiempo hasta que Magdalena Sofía Barat le permitió emprender la aventura de navegar hacia América del Norte. Anhelando vivir con los indios, tuvo primero que tratar a los niños en Missouri. Cuando, después de un viaje que duró casi toda su vida, llegó a los Potawatomi, tuvo que aceptar que no podría aprender su lengua. Pero ella no se dio por vencida; simplemente hizo lo que podía hacer, rezar por ellos – por eso los Potawatomi la llamaban «la mujer que siempre reza».
Filipina Duchesne no se rindió ante las dificultades o cuando tuvo que aceptar que sus sueños estaban lejos de la realidad. Tenía la capacidad de descubrir la luz en todas las tinieblas; era capaz de encontrar caminos donde no parecía haber ninguna vía. Yendo hacia las fronteras de sus habilidades, no se dio por vencida ante los fracasos, pero se abrió a nuevos horizontes.
¿Es esta la naturaleza de una persona que piensa positivamente? Más que eso, es la fuerza de alguien que se deja guiar por el Señor. Es la fuerza y el poder de una mujer que sigue a Dios a través de cada oscuridad, paso a paso, confiando en que cada túnel conduce a la luz. No fueron su propia voluntad y deseo a determinar lo qué hacer, sino la realidad en la que ella descubrió la llamada de Dios.
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