Poema a Santa Rosa Filipina
Prodigiosa flor, que día a día alimentas de fe y Esperanza a millones de personas.
Investida de un alma blanca y generosa, encarnada en tu infinita bondad y amor por las personas. Eres tú, ¡Oh Santa Rosa!
Dios decidió enviarte al mundo el 29 de agosto de 1769. En el momento que naciste, una anciana en los momentos que agonizaba, profetizó tu nacimiento con una estrella fugaz que pasaba.
Te dedicaste a cuidar a los presos y a todos los que sufrían, dándoles paz, amor y alegría.
En tus momentos de oración y soledad le escribiste a nuestra madre Sofía Barat, cuando me diga “te envío” responderé ¡enseguida voy!, eso demostró tu gran vocación y valor dentro de la Congregación del Sagrado Corazón.
Sofía Barat, su gran amiga le decía: ¿Cuándo sabré que has llegado a ese feliz estado, en el que Dios solo basta, en el que su santa voluntad, es el resorte de todas nuestras acciones?
La perseverancia en tus deseos es un digno ejemplo no sólo para el alumnado de este plantel sino también para todos y cada uno de los que aquí están presentes.
¡Gracias, simplemente gracias!
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