Pasamos todo el día escuchando a Jesús que nos contaba la historia del Buen Samaritano, aplicada a nuestras vidas, a nuestro mundo.
Se me han abierto los ojos al reconocer por primera vez los dilemas de mi historia personal donde he experimentado tanto mi vulnerabilidad como las injusticias que mis antepasados han sufrido a causa de la dominación de género, de la guerra y de la ocupación. Verdaderamente, estas experiencias han abierto mi corazón hacia la comprensión y la compasión hacia aquellas personas que sufren situaciones similares.
Me he quedado prendada de la pasión de mis hermanas RSCJ en nuestro grupo pequeño, mientras compartían su convicción y sobrellevaban el peso de la discriminación, de la insensibilidad, la indiferencia sistémica de la dignidad y de los derechos de los demás.
«Uno no puede simplemente abandonar a la víctima golpeada, desnuda y en el suelo, medio muerta … alguien tiene que levantarla y caminar con ella …»
Section |JPIC Encuentro Internacional 2018