La imagen de Mater Admirabilis en el Colegio del Sagrado Corazón en Bogotá. Esta fue una pintura de la Madre Neils.
A MATER ADMIRABILIS
Oh Virgen, Madre amada,
Tú eres la Luz, la Fuerza de mi vida,
llévame de la mano en la subida,
y entonces será más fácil la jornada.
Que tu Lirio me guarde siempre pura,
que tu sonrisa celestial me aliente,
y que un refugio en el dolor encuentre
en ese Corazón, toda ternura.
Soy Tuya, bien lo sabes, Madre mía,
para siempre mi ser te he consagrado,
no dejes que me aparte de tu lado,
y haz que en el Cielo te contemple un día.
Consagración a la Santísima Virgen
¡Oh María, Madre mía amabilísima
Yo, hija tuya me ofrezco hoy a Ti
y te consagro para siempre todo lo que me resta de mi vida.
Mi cuerpo con todas sus miserias,
mi alma con todos sus afectos y deseos:
todas mis oraciones, trabajos, amores, sufrimientos y combates,
en especial mi muerte con todo o que la acompañe,
mis últimos dolores y mi última agonía.
Y todo esto Madre mía,
lo uno para siempre a tu amor,
a tus lágrimas y a tus sufrimientos…
Madre mía dulcísima,
acuérdate de esta hija tuya y la consagración que de sí misma te hace.
Y si yo, vencida por el desaliento y la tristeza,
la perturbación y el desvarió, llegara laguna vez a alejarme de Ti…
¡Oh! Entonces, Madre mía, te pido y te suplico instantemente
por el amor que tienes a Jesús, por sus llagas y por su sangre,
que me protejas como hija tuya,
y no me abandones hasta que esté contigo en la gloria.
Así sea.
Oh María
En tu Corazón de Madre vengo a buscar
Luz, Fuerza. Sostén y Paz.
Me entrego a tu poder.
Me fio a tu sabiduría.
Me abandono a tu Misericordia.
Madre de Dios, tu puedes socorrerme.
Madre mía, sabes cuánto lo necesito.
Madre admirable,
descanso en la ternura de tu Amor.
MADRE ADMIRABLE
Madre yo no sé rezar.
Pero sé que basta permanecer bajo tu morada,
entregarse en tus manos y dejarse transformar.
Dame un corazón puro, claro como una fuente:
delicado incapaz de hacer mal a nadie;
que vaya a la vanguardia del amor,
más allá de la frontera del sacrificio,
fiel, ardiente, grande como el mundo
Madre, ¡si mi corazón pudiera parecerse al tuyo.
Lo pongo en tus manos.
¡MEJÓRALO!
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