La urgencia de las necesidades del mundo y la llamada de las Iglesias locales, nos exigen respuestas creativas, conforme al espíritu de la Sociedad.
En cada provincia, según la diversidad de nuestras culturas, discernimos los lugares y los medios concretos de nuestro servicio de educación. Somos conscientes de realizar un servicio común en la línea de nuestra tradición, marcada por el amor a la juventud y el impulso misionero. Lo llevamos a cabo, con el envío de las superioras, especialmente en la enseñanza y formación, en otras actividades de desarrollo humano y promoción de la justicia, en la pastoral y el acompañamiento en la fe. (Const 12-13). Trabajamos en estos campos buscando la justicia, la paz y la integridad de la creación.
Nuestro compromiso con la justicia, la paz y la integridad de la creación (JPIC)
«Esperamos que quienes persiguen la justicia y la paz para la humanidad y para la creación se consideren constructores de esperanza. Nuestros esfuerzos conjuntos y el trabajo colectivo contribuyen a un proceso continuo para construir un nuevo tejido social. Como constructoras de la esperanza, sacamos valor y confianza de nuestra misión educadora y de la espiritualidad del Sagrado Corazón en un mundo que clama por un uso justo del poder, por la transformación de las esctructuras y del sistema, por una ética del cuidado y por la apertura para acoger a las personas en movimiento.» Documento JPIC – «Ser Artesanas de Esperanza en Nuestro Mundo Bendecido y Roto»