A partir del 31 de marzo de 2020
Tal y como un tercio de los ciudadanos del mundo, unas semanas después de Italia, en Bélgica, en Francia y en los Países Bajos estamos aislados. Nuestras hermanas mayores están en sus habitaciones en las casas de mayores de Bruselas, La Hulpe, Poitiers, Lyon y Montpellier. La mayoría de nosotras estamos en nuestras comunidades donde la realidad de la pandemia ha perturbado la “rutina” y ha dado mayor peso a las actividades de cada día.
Para la mayoría de nuestro personal en las escuelas, se han hecho arreglos para el teletrabajo, el cuidado de los niños o el desempleo parcial. Las escuelas y el Centro Sophie Barat están cerrados desde el 17 de marzo.
Algunas de nuestras hermanas, las que son médicos, capellanes de hospitales y educadoras, continúan su trabajo.
La tecnología de la comunicación (teléfono, mensajes de texto, Zoom, WhatsApp) nos ha permitido ser creativas para asegurar los vínculos entre las hermanas, ocuparnos de los “asuntos” de la provincia y renovar los preparativos del Capítulo General ante esta realidad que nos ha sorprendido.
Somos conscientes de que estamos entre las privilegiadas por el entorno en el que vivimos, nuestra situación económica, una cierta costumbre de convivencia diaria, la experiencia del silencio y de la interioridad, el acceso a la cultura… mientras que tantas familias, cuidadores, trabajadores tienen que hacer malabarismos con el trabajo, el cuidado de los niños, la preocupación por los seres queridos, la soledad…
Estamos aturdidas, sacudidas, conscientes y también tristes por el estado vulnerable de tantas personas aquí y en todo el mundo. En general, por solidaridad con nuestros conciudadanos y con quienes los cuidan, en nuestras casas para las hermanas mayores en particular, tomamos las instrucciones con seriedad y responsabilidad. Nos dedicamos a una oración más intensa con y para el mundo y tenemos la alegría de estar en comunión juntas, especialmente asistiendo a las celebraciones eucarísticas en la televisión.
Esta Cuaresma se impone en nuestras vidas unida a otro tipo de cuarenta días (la cuarentena) y no nos deja otra opción que atravesarla. Tratamos de mirar lo que sucede con profundos ojos de fe y de acoger la realidad presente.
Pasamos más tiempo juntas y compartimos más espacio con las hermanas de la comunidad. Esta es una oportunidad para vivir en fraternidad y en unión de mentes. Pero también debemos estar atentas para que este nuevo escenario de convivencia sea, al mismo tiempo, un lugar de encuentro, de calma, de cercanía y de libertad.
Estando confinadas, el coronavirus a veces juega con nuestros nervios. Nos dormimos con las estadísticas sobre el número de muertes del día aquí o en otros lugares, sobre todo en Italia, a la que nos sentimos más cercanos, nos despertamos con el brillo de la primavera o el estado de las polémicas francesas, o la información de que un miembro de nuestra familia se ha infectado… Algunos de nosotros hemos perdido a nuestros seres queridos, algunos estamos afectados, y nuestra edad media a veces nos recuerda nuestra vulnerabilidad y despierta el miedo.
“Cuídate” es esta la frase que ahora acompaña a nuestra cuarentena para expresar la preocupación, por uno mismo y por los demás, como una versión secular de “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Como lo ha esbozado Albert Uderzo (+) el dibujante de las aventuras de Astérix y Obélix, galos empedernidos que se resisten al emperador romano César, soñamos con el banquete y los abrazos que pondrán fin a esta aventura y esperamos que nos haya transformado lo suficiente para amar y cuidar más a nuestros hermanos humanos, a nuestras hermanas humanas y a nuestro planeta con el mismo Amor que Dios les otorga.
Con mucho cariño,
Section |Noticias Internacionales
Province |Bélgica/Francia/Países Bajos