Atreverse a Educar a Una Niña

“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”  Juan 10:10
 
Esta es la promesa del Señor a cada persona, hombre o mujer, rico o pobre. Su promesa se dirige en particular a las secciones marginadas y desfavorecidas de nuestra sociedad. 
 
Sin embargo, para la mayoría de las mujeres de la India, en particular las que viven en las zonas rurales, esta promesa todavía debe convertirse en realidad. 
 
Me he encontrado con mujeres que quieren ser educadas pero a las que el sistema y la cultura niegan el derecho a la educación. He visto a mujeres sin educación luchar por una vida mejor. También he sido testigo del empoderamiento de una mujer educada que empodera a su vez  su familia y su comunidad.
 
Hoy quiero compartir con ustedes las historias de las mujeres con quienes trabajo, sus luchas y fuerza interior.
 
Lily tiene 26 años y pertenece a una tribu en el sector de Rania, en la diócesis de Khunti en el Estado de Jharkhand, en el este de la India. Tiene 3 niños pequeños y vive con su familia política en el seno de una familia nuclear de 12 miembros siendo este tipo de familia muy común en las tribus de nuestra zona. 
 
El único medio de sustento de la familia de Lily es la agricultura. Tienen también algunas cabras y a veces la familia recoge los productos del bosque como fruta, champiñones y madera, que venden en el mercado semanal del pueblo. El pueblo de Lily está situado en una zona de colinas. No hay un sistema de transporte público y las carreteras están en malas condiciones. Todos los que van al mercado desde su pueblo, tienen que atravesar el bosque a pie.
 
Un sábado antes de Navidad, Lily estaba llevando una cabra al mercado semanal para venderla. Había cuidado a esta cabra durante casi 15 meses. Estaba bien gorda y Lily esperaba obtener un buen precio. Con el dinero de la venta Lily quería comprar provisiones para Navidad.
 
Tenía que caminar unos 6 kilómetros por la jungla para ir de su casa al mercado. Como suele suceder en nuestra zona, forasteros esperan al borde de la ruta para robarle a los indefensos aldeanos que van al mercado. Cerca de un kilómetro antes del mercado, un hombre paró a Lily y con fuerza jaló la cabra proponiéndole sólo un billete de 500 rupias a cambio. Ella protestó con una voz tímida y aterrada agarrando la cabra con todas sus fuerzas. El hombre siguió gritándole y pidiéndole "¿Qué más quieres? ¡Tu cabra no vale más de 500 rupias!”. Mientras discutía con ella, no paraba de ponerle billetes de 10 rupias en su mano, uno a uno. Luego cogió la cabra y se fue. Lily, con tantas rupias en la mano, volvió a casa satisfecha. Por la tarde, cuando le entregó el dinero a los hombres de la familia, en vez de alegrarse, estos la regañaron por haber vendido la cabra por sólo 580 rupias, ya que valía alrededor de 2.000 rupias. El dinero que había recibido no alcanzaba ni siquiera para cubrir el costo del forraje que habían utilizado para alimentar a la cabra.
 
Algunos días después de la desventura, en frente de la casa de Lily, tuvimos un encuentro con las mujeres del pueblo. Después del encuentro, mientras conversaba con las mujeres, el esposo de Lily me contó del incidente. Le pregunté cómo sabía que 580 rupias eran pocas para pagar la cabra que habían engordado y por qué Lily no lo sabía. Me contestó que había ido  a la escuela hasta el décimo grado, mientras que ella era analfabeta. Fue mi turno preguntarle de quién era la culpa si Lily pensaba que 580 rupias eran una gran cantidad de dinero por el simple hecho de que había muchos billetes. Ella no podía comprender el valor de los billetes. 
 
Al igual que Lily, muchas mujeres y niñas son a menudo engañadas y explotadas en la India rural. En el episodio que les compartí, Lily fue engañada cuando quiso vender su cabra y después, fue humillada por los miembros de su familia (los que se dicen educados) a causa de su falta de instrucción.
 
Todos los meses dirigimos reuniones de mujeres en ese pueblo. En la siguiente reunión invité a Lily para que compartiera su experiencia con el grupo. Después de haberla escuchado, otras mujeres contaron muchas experiencias similares de explotación. Prácticamente todas tenían algo que compartir sobre cómo habían sido explotadas o no consultadas en la toma de  decisiones de la familia por el hecho de no ser instruidas y no entender.
 
La discusión durante nuestro encuentro fue muy interesante. Una de ellas nos explicó que a menudo se le pedía a las mujeres permanecer en silencio y que eran ignoradas cuando se tomaban decisiones familiares. Otra mujer puntualizó que es cierto que no tienen instrucción y que no son tan cultas como los hombres. Thatery, otro miembro del grupo, hizo una buena pregunta: “¿En la familia, quién se interesa al menos un poco por la educación de la mujer?" Nos contó que cuando era niña a ella le hubiera gustado ser instruida y atender la escuela con sus hermanos, pero sus padres le dijeron que necesitaban su ayuda en la familia para cuidar a su hermano menor y cocinar para la familia cuando ellos trabajaban en el campo. 
 
Entonces les dije que nunca era demasiado tarde para aprender y les pregunté si todavía estaban interesadas en recibir instrucción. A una sola voz todas respondieron: "¡Sí!" Como estaban tan motivadas, iniciamos un programa de alfabetización funcional en su pueblo y dictamos clases todos los días durante una hora y media, seis días por semana. A las mujeres se les enseñó el alfabeto, cómo leer los números, como distinguir los billetes, como leer las entradas en una cartilla del banco y como escribir solicitudes a las oficinas gubernamentales. Se organizaron también sesiones sobre el desarrollo del potencial de las mujeres. Al cabo de solo nueve meses, aprendieron a leer y a escribir y ahora saben cómo mantener los registros en sus libros de cuentas del Grupo de Autoayuda y hacer transacciones bancarias por sí mismas. Ahora, Lily es la Secretaria de este grupo. Recientemente, depositaron en la cuenta el equivalente a dos meses de contribuciones de los miembros del grupo, pero el banco “se olvidó” de acreditar el dinero en su cuenta bancaria. Le dieron seguimiento al problema con las autoridades del banco y tuvieron que ir al banco cinco veces antes de que el error fuera corregido. Cuando finalmente la cuenta cuadraba, todas afirmaron: ¡si no hubiéramos aprendido a leer y escribir, el banco nos hubiera engañado! Esto también reforzó la confianza del grupo. Ahora las mujeres participan en las reuniones semanales del pueblo. Cuando hay temas importantes que se deben abordar, presionan al jefe del pueblo para convocar una reunión. Estas mujeres motivaron también a otros grupos de mujeres de otros pueblos a empezar clases de alfabetización y, en los últimos tres años, alrededor de 600 mujeres han sido instruidas a través del programa de alfabetización funcional. Es maravilloso ver como la educación de las mujeres ha cambiado la vida de la familia y de la comunidad en estos pueblos. Ha ayudado a mejorar la salud, los medios de sustento y las relaciones en la sociedad y todos los niños de estos pueblos están matriculados en la escuela. 
 
La educación es importante para todos, pero es particularmente importante para las niñas y las mujeres. Esto es verdad no sólo porque la educación es un punto de acceso a otras oportunidades, pero como hemos visto arriba, los logros educativos de las mujeres tienen un efecto dominó en la familia, en la comunidad y en las distintas generaciones. Todos sabemos que son las madres las que educan a los niños. Por varias razones prácticas, ellas son las que manejan la economía doméstica. Las mujeres instruidas reconocen la importancia del cuidado de la salud y saben cómo acceder a estos servicios para ellas mismas y para sus hijos. La educación ayuda a las jóvenes y a las mujeres a conocer sus derechos y a adquirir la confianza necesaria para exigir que sean respectados. La educación de los padres tiene un efecto sobre el desempeño escolar de sus hijos y la educación de la madre puede influir mucho en las negociaciones domésticas y ayudarla a asegurar más recursos para sus hijos. 
 
Hablando del estado de la educación en la India 
 
Desde la perspectiva de la política, tenemos muchos programas bien organizados en la India como el Derecho a la Educación  y el programa de comida de medio día. Para lograr la inclusión de género, se proporciona gratuitamente la educación de las niñas hasta el nivel de la escuela secundaria. Sin embargo, todavía necesitamos tener un ambiente propicio y mecanismos eficaces para implementar esta política y sus lindos programas, que representa un enorme desafío para nuestro país.
 
En la India, el índice de alfabetización de las mujeres es significativamente inferior al de los hombres y el 68% de los niños que abandonan la escuela son chicas.  Esto no sucede automáticamente, ya que hay varios factores que bloquean la educación de las jóvenes. Me gustaría discutir brevemente algunos de estos factores.
 
El papel secundario de las niñas está arraigado en la conciencia de la India. 
 
Comenzando por el feticidio femenino, se habla siempre de la mujer como la hija de alguien, la esposa de alguien y luego la madre de alguien. Las mujeres son maltratadas cuando están encintas de una niña y aún peor si no tienen hijos o son viudas. Muchas veces las niñas se ven privadas de muchas cosas ya que se considera que pertenecen a otra familia. 
 
1— Pobreza
Como bien mencionado por Thetary, la pobreza es uno de los factores primarios que explican la negación del acceso a la educación para las niñas. En las familias pobres, especialmente entre los obreros agrícolas, las niñas son consideradas una buena fuente de mano de obra gratuita, a las que se les confía el trabajo doméstico mientras que sus padres están en el campo y sus hermanos van a la escuela. En algunos casos las niñas trabajan en el campo durante la estación de la siembra y de la cosecha para aumentar los ingresos familiares.
       
2— Trata de personas y corrupción
En los estados dominados por las tribus como Jharkhand, Orissa, Chhattisgarh y otros estados del este, la pobreza y la opresión de las mujeres ha dado lugar a la trata de personas, que se ha convertido en un tema candente. Enviar a niñas de 10 a 12 años a trabajar como domésticas en las ciudades se ha convertido en un fenómeno común. En algunos lugares, debido a la pobreza extrema y con la esperanza de llegar a ser ricos, los padres confían a sus hijas menores a “agentes” para que las hagan trabajar como domésticas en las ciudades. Estos “agentes” a menudo las engañan y explotan. Nuestro Centro para Mujeres que viven en tribus trabaja en estrecha colaboración con el gobierno del distrito sobre este tema. En los últimos tres meses, hemos liberado diez niñas, todas entre los 12 y 19 años. Dos de ellas habían sido prácticamente vendidas por sus familias, las demás  habían sido chantajeadas por los “agentes” en su camino hacia la escuela. Todas estas chicas fueron rescatadas de situaciones muy desagradables.
 
3— Ambiente inseguro e peligroso  
Este es otro de los factores principales que explica el abandono escolar femenino. A menudo, los padres no envían a las niñas púberas a la escuela, porque tienen miedo de que puedan ser molestadas en el camino. Por esta misma razón los padres dan en matrimonio a sus hijas antes de la pubertad, para no tener que preocuparse de su protección. En nuestro país todavía tenemos situaciones de prejuicios de castas, donde niños de la casta más baja tienen que sentarse solos, en el último banco de la clase. ¡Esto hace que me pregunte si los niños nacidos en una casta inferior no son hijos de Dios!
 
En todo esto, su deseo, su potencial y su libertad son suprimidos. Su vida entera es manipulada por otros para su propio provecho. Cada vez que a una mujer se le impide florecer y se suprime su potencial y se le niega el derecho a la educación, se le falta de respeto a Dios que nos hizo a su imagen y que quiere que vivamos una vida en abundancia.
 
He visto y experimentado que invertir en la educación de las jóvenes es una de las maneras más eficaces de reducir la pobreza. Si se educan a las niñas de hoy, en el futuro, como madres, no dejarán que sus niñas sean utilizada para el trabajo doméstico o explotadas para obtener algún tipo de ingreso. Habrá más calidad de vida en la familia, en la comunidad y en la sociedad.
 
Como vimos antes, la educación que reciben ayuda a la mujer a desarrollar su potencial, le da conocimiento, la empodera para actividades económicas. Gracias a la instrucción, puede enfrentarse a la jerarquía, dialogar con el sistema corrupto como hicieron nuestras mujeres dialogando con el director del banco. Se siente respetada y amada, una necesidad básica para cualquier ser humano.
 
Me gustaría felicitar a la Iglesia por sus esfuerzos desinteresados ​​por hacer que la educación de buena calidad sea accesible a los menos privilegiados de la India. En muchos lugares donde nadie nunca se había aventurado, se han establecido escuelas de la Iglesia y residencias de estudiantes para los marginados de la sociedad. Pero todavía necesitamos trabajar para la creación de una actitud y ambiente positivo en nuestra sociedad, para que sea capaz de acoger la igualdad de género y aceptar el hecho de que una niña que recibe educación, tiene el poder y el potencial de transformar la sociedad, como han hecho Lily y las mujeres de nuestro Grupo de Autoayuda en su remoto pueblo. Todavía hay que luchar mucho para anunciar el reino de Dios y para realizar Su promesa: "Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia".
 
¡Si solo pudiera haber una Lily y un grupo de Autoayuda de mujeres en cada pueblo remoto, como cambiaría la situación!
 
Para concluir, quisiera agradecer a todos los organizadores y especialmente a Chantal y su grupo, por haber acogido este maravilloso evento en el Vaticano.
 
Daphne Sequeira  rscj
 
 

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