Los días 4 y 5 de mayo de 2022, el Consejo Pontificio de la Cultura celebró una conferencia sobre carisma y creatividad en la Universidad Pontificia Antonianum de Roma.
La conferencia intentó responder a la pregunta: ¿Qué acciones se pueden llevar a cabo en relación al inmenso patrimonio cultural de las comunidades de vida consagrada hoy en día? En un momento en el que las comunidades de Vida Consagrada tienen menos miembros pero también pueden aprovechar las nuevas tecnologías y posibilidades, ¿cómo pueden los religiosos y sus colaboradores laicos gestionar mejor el extraordinario patrimonio cultural de la Iglesia? ¿Cómo pueden la creatividad y la innovación alinearse con el carisma que da forma a la vida de la congregación?
Como colaboradora laica, en mi opinión, hubo algunos supuestos básicos que fueron bastante útiles:
«El carisma es el verdadero patrimonio». Esto es algo que debemos tener en cuenta como colaboradores laicos. Si vamos a preservar o mejorar el patrimonio religioso de una comunidad, o a innovar en relación con él (en mi caso, este patrimonio son los archivos históricos), es fundamental tener en cuenta que no se trata de un proceso «neutral». El patrimonio está contando la historia del carisma de la comunidad, de cómo ese mismo carisma fundacional se ha desarrollado desde el fundador a través del tiempo y a través de cada religioso individual, hasta nosotros. Cada documento, cada imagen y cada libro nos dice algo sobre ese carisma.
En cuanto a la reutilización de una casa religiosa, la conexión con el carisma de la comunidad adquiere otro matiz, el sentimiento de empatía. Cuando una comunidad se hace más pequeña, y el propósito no puede seguir siendo el mismo, ¿cuál es el propósito o la nueva experiencia que puede ofrecer esa comunidad religiosa? Una palabra surgió con frecuencia al respecto: empatía. La empatía es lo que determina la relación entre una determinada casa religiosa y un determinado lugar y está determinada por el carisma de la comunidad. De hecho, los bienes culturales religiosos se han definido a veces como «bienes relacionales», porque establecen, narran y dan forma a una relación entre la congregación y el mundo. Por ello, las nuevas ideas y los nuevos propósitos deben estar impregnados de empatía y autenticidad. Para llevar a cabo estos nuevos propósitos, la colaboración es muy importante: colaboración con entidades locales, con asociaciones de laicos, con instituciones educativas y, por supuesto, con personal laico.
Para entender el carisma y todo lo que conlleva, y para vivir ese carisma como colaboradores laicos, creo que es necesario que no solo conozcamos y entendamos la historia de la congregación y sus aspectos espirituales, sino que estemos siempre en un diálogo honesto con la congregación y que fomentemos ese diálogo. Es importante saber hacia dónde va la congregación y cómo nuestro profesionalismo puede servir al propósito del carisma.
Se presentaron diferentes casos junto con soluciones prácticas, ideas y diferentes experiencias de todo el mundo en las que colaboradores religiosos y laicos han encontrado formas de gestionar, mejorar y dar una nueva vida y una nueva finalidad al patrimonio cultural religioso, como archivos, bibliotecas y edificios históricos.
Haz clic en los siguientes enlaces para ver algunos ejemplos de nuevos usos de las estructuras religiosas y nuevas formas de ver el patrimonio cultural religioso:
https://museosantateresa.org/home/
https://museocasadonbosco.org/
Para más información, consulte la página web de la Conferencia sobre Carisma y Creatividad (en italiano): http://www.cultura.va/content/cultura/it/eventi/major/carismaecreativita.html
– Federica Palumbo
Archivera de los Archivos Generales de la Sociedad del Sagrado Corazón
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