Una «carta de Sofía» a los educadores

 
 
En la despedida del curso en el colegio Santa Magdalena Sofia (Valdefierro – Zaragoza) los educadores recibieron una «carta de Sofía», una sorpresa para recompensar el final de curso siempre exigente.
 
Compartimos ahora esta «carta» con todos los educadores del Sagrado Corazón en diferentes partes del mundo.
 
 
 
Queridos educadores, queridos compañeros:

Me gusta dirigirme a vosotros en forma de carta. Es una forma de comunicarme que me es muy familiar… a lo largo de mi vida escribí más de 14.000 y con pluma y tintero. No quiero ni pensar la de WhatsApp que hubiera escrito si hubiera vivido en vuestro siglo XXI.

En este final de curso os imagino cansados y con ganas de vacaciones, pero también satisfechos con el trabajo realizado, los logros que habéis conseguido, lo mucho que habéis aprendido juntos y los procesos de crecimiento que habéis acompañado.

Si os preguntaran cuál es la frase más citada de todas aquellas que salieron de mi pluma, estoy segura de que al menos los más veteranos no dudaríais en recordar aquello de “por una sola niña hubiera fundado la Congregación del Sagrado Corazón”. Ahora a final de curso, me parece un buen momento para explicaros por qué dije eso una vez.

Os cuento cómo llegué a darme cuenta de que cada niña, ya sabéis somos hijos de nuestro tiempo, de las que iba conociendo me compensaba de todo el trabajo y de todas las dificultades  que suponía echar a andar tantas casas, abrir nuevos colegios y encargarme de tantas personas y tantos problemas. Creo que el deseo más hondo que tuve en mi vida fue el de parecerme a Jesús desde el corazón y, a fuerza  de leer y releer el Evangelio buscando cómo era él, fui dándome cuenta de cómo le importaba cada persona y cómo a cada niño, hombre o mujer que entraba en contacto con él le hacía sentirse tan único e importante, tan querido y valioso como si fuera el centro del universo. Jesús no miraba la apariencia o las cualidades externas de las personas, sino que era capaz de descubrir toda la bondad y belleza  que había en su interior. Por eso cada persona se convertía para él en única y por cada una estaba dispuesto a entregar su vida.

A fuerza de mirarle fui entendiendo que esa manera de mirar a la gente coloca todos los valores del revés y pone por encima a la persona en vez de a las leyes, las cosas o las instituciones. Por eso mi sueño fue crear espacios en los que se diera importancia al interior de cada persona y no solamente a sus acciones o a sus resultados.

Hoy curiosamente se celebra la fiesta del Sagrado Corazón. Esta fiesta nos recuerda que todos los corazones son sagrados porque todos son uno en el corazón de Jesús. El evangelio de hoy es el del Buen Pastor; esta imagen expresa el amor fiel y compasivo de Dios por cada persona. Dios es fiel, está con nosotros y nos ama siempre y profundamente pase lo que pase. Incluso cuando estamos perdidos, y quizá especialmente cuando somos vulnerables, Dios se alegra de “encontrarnos”, de acogernos y de liberarnos. La seguridad del amor de Dios nos da valor para actuar como El, para ser también nosotros pastores de las personas que están a nuestro cargo.

Sé que en vuestro colegio hay muchas cosas importantes: se enseña en inglés, se trabaja en equipo, los recreos son divertidísimos, se hacen muchas salidas, tenéis unos espacios llenos de colorido (hasta un rinconcito que lleva mi nombre). Todo eso está bien, incluso muy bien… hasta vienen a visitaros compañeros de otros colegios.

Pero, nada de eso es lo fundamental. Esas cosas pasan en otros colegios.. En algunos incluso más. Pero lo que debe hacer vuestro colegio diferente es el lugar que ocupa cada persona y como la tratáis. Cada uno está en el centro, cada alumno es único, cada familia debe sentir que nos dedicamos a ellos al 100%, cada profesor es una referencia de la que aprender y un compañero que necesita vuestro apoyo.

Poner a la persona en el centro va mucho más allá que ser buenos profesionales, tener unas instalaciones preciosas, acabar el programa o acudir a una formación. Es un compromiso que forma parte de vuestra vocación de educadores del Sagrado Corazón.

Por eso quiero daros las gracias. Sé que no es nada fácil, que los días pesan, que hay familias que os incomodan y alumnos que son difíciles de tratar. Pero cuando, eso ocurra, recordad: “por una sola niña…”

También vosotros, los educadores, estáis para mí en el centro, también cada uno de vosotros, educadores del colegio,  sois únicos. Sólo por cada uno de vosotros hubiera querido que mis hermanas construyeran este colegio en Valdefierro [y en otras partes del mundo donde hay una escuela del Sagrado Corazón].

Gracias de nuevo. Os quiero muchísimo y os tengo siempre presentes. Feliz descanso.
 
 
* Re-publicado con permiso de la página web de la provincia de España: https://www.rscj.es/carta-de-sofia-a-los-educadores/
 

Province |España

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