Mi nombre es Gerardette Philips, y nací en Bhusawal, un pequeño cruce de vías ferroviarias en el Oeste de la India, el 20 de Febrero de 1966, de Cassandra y Ralph Philips. Con esos nombres de mis padres adivinaréis que mis raíces vienen de diferentes partes del mundo y que encontraron su hogar en India! Mis padres trabajaron para la Indian Railways. Así que no es sorprendente que la imagen de un viaje en tren sea la que mejor capta mi trayectoria espiritual.
Mientras crecía, fui testigo de los movimientos tanto de vida como de muerte. Mi hermano pequeño murió cuando yo tenía 11 años y mi padre cuando tenía 16. Soy la cuarta de cinco hijos. Tengo un hermano y dos hermanas mayores que yo. Todos ellos viven con sus familias en Canadá. Mi madre, una mujer de fe profunda y gran coraje, dejó atrás nuestra casa familiar en India hace unos 8 años y ahora vive en Canadá con mis hermanos. Como familia, crecimos cerca de Dios y también unos de otros. Mi madre tenía formas muy simples de enseñarnos cómo amar, y mi padre nos enseñó cómo confiar.
Crecí con tres llamadas que fueron instrumentales en dar forma a mi vida. Todas estas llamadas las recibí entre los 3 y los 8 años!! Desde los tiempos en que era muy pequeña sabía con certeza que todas las religiones eran ricas y que cada una tenía su forma de expresar una relación con Dios. Vi esto muy claramente en la vida de un Musulmán que vi rezando el día que cumplí 3 años. El trabajo de diálogo inter-religioso empezó para mí naturalmente durante mi infancia. Mi segunda llamada es a las personas con necesidades educativas especiales – sobre todo los que tienen problemas de desarrollo. Creo que tienen un lugar especial en nuestro mundo. Estar con ellos no me conduce a ningún sitio que no sea el corazón – el núcleo de nuestra existencia y del significado de la vida. Me enseñan a vivir y a amar. La tercera llamada me llegó el día de mi Primera Comunión. Ese día fui consciente de que Jesús habitaba dentro de mí, que Dios habitaba en mí, que mi vida pertenecía a Dios y que mi corazón estaba habitado por Dios. Quería ser religiosa solo porque deseaba entrar en una relación profunda con el Dios que estaba en mi corazón. En qué otro sitio podía suceder esto si no en la Sociedad del Sagrado Corazón?
Entré en la Sociedad después de mi graduación y de haber trabajado durante unos cinco años en el Consulado de Omán. Los años siguientes viví la formación inicial, los estudios para un Master en Educación Especial, un año de teología, servicio en una escuela diocesana y en dos escuelas de educación especial. La provincia de India, con sus desafíos y esperanzas, entró a formar parte de mi vida.
El año que hice la profesión, la Superiora General de entonces, Patricia García de Quevedo, me pidió que discerniera la llamada a servir en Indonesia. En su carta decía,
“En el Consejo General, hemos estado reflexionando sobre las necesidades de la Sociedad en Indonesia. Nuestra misión en Indonesia está entrando en una nueva fase con el comienzo del noviciado y la implantación del carisma de la Sociedad en ese país. Necesitamos urgentemente más gente para esa misión. Necesitamos RSCJ más jóvenes que estén felices y sólidamente comprometidas con su vocación, gente que vive el carisma y la misión con entusiasmo y madurez y que puede contribuir a la construcción de comunidad apostólica. Nos viniste a la mente y al corazón ……. Te invitamos a discernir …”
Después de un proceso de discernimiento personal y provincial, un año después recibí otra carta de Patricia que decía: “Con mucho gozo te envío ahora a Indonesia”. En el mismo espíritu, mi respuesta fue: “Con mucho gozo acepto en confianza y respondo con todo mi corazón a tu envío a Indonesia”. Sabía lo que dejaba atrás, nuestra provincia de India donde había recibido mi formación, amigos dentro y fuera de nuestra Sociedad, mi madre, familia y, lo que más me gustaba hacer, que era estar con los niños con problemas de desarrollo. Sin embargo, sentí también que lo que dejaba atrás me daba la fuerza y el valor de mirar hacia adelante. En el año del bicentenario de nuestra Sociedad llegué a Indonesia sin saber una palabra de su lenguaje y sin conocer a ninguna de las rscj de allí. A pesar de esto, vine sabiendo que pertenezco a la Sociedad Internacional, sabiendo que encontraría a Dios y a Sofía aquí. Y verdaderamente así ha sido, de más formas, en más lugares y personas de las que hubiera podido imaginar. He sido capaz de vivir mi vocación con gozo, libertad y amor gracias a la oración, el apoyo y el amor de mi familia; no tienen exigencias conmigo cuando se trata de asuntos familiares. Sus vidas y sus decisiones desafían a la mía y cada vez que nos encontramos me siento fortalecida para la misión!
Respecto a la trayectoria de estos años, Dios ha estado conmigo y me ha dado la oportunidad de responder a cada una de las llamadas que he recibido. Durante un tiempo me involucré con la Educación Especial; tuve el privilegio de obtener un Master Posgrado de Filosofía Islámica y Misticismo en una Universidad Islámica. Depués hice un doctorado en Filosofía, con una tesis que ofrecía un acercamiento nuevo al Diálogo Interreligioso. En 2005 el Papa Benedicto XVI me nombró Consultora de la Comisión de Relaciones Religiosas con el Islam en el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso. Estoy comprometida en la construcción de relaciones basadas en la verdad entre la gente de diferentes credos, enseño Filosofía, Religión y Relaciones interreligiosas en dos universidades – una Católica, otra Islámica.
La llamada a la que Dios me ha mantenido más próxima es la llamada de Dios al ser de Dios. Esta llamada se ha renovado consistentemente durante estos años de trabajo de formación. Humildemente soy testigo de los comienzos de la Sociedad y del crecimiento de nuestra pequeña gran Sociedad en respuesta a las jóvenes, preciosas mujeres Indonesias y Timoresas. Ver las huellas de Dios en la vida de estas mujeres que acompaño es un gran regalo de Dios para mí. Me vuelve a conducir a mi propio corazón, habitado por Dios y despierta en mí la alegría de mi propia vocación como rscj. Dios me prueba a la vez que fortalece esta relación en mi servicio como líder del Area de Indonesia. Estar con mis hermanas me llama cada día a vivir y practicar el nombre que recibí en mi Probación, que es: “Proclamad la Misericordia Tierna de nuestro Dios” con la divisa “Aprended de Mí, porque yo soy manso y humilde de corazón”.
Este es el año del Jubileo de Plata de mis primeros votos – quince de los cuales he vivido en Indonesia. Han pasado tantas cosas sin ningún plan salvo la total apertura y entrega al Espíritu. Durante estos años Jesús ha sido el centro, el núcleo de cada experiencia, sorprendiéndome la mayor parte del tiempo al verle coger “nuestro tren”, muy suavemente pero con determinación, desde lo familiar hasta lo extraño, desde salir del hogar hasta hacer de esta tierra mi hogar, pasando por estaciones de Gozo, Lucha, India, Canada, Familia y Amigos. En este viaje, Sofía viene en el tren también! Viaja conmigo, habla conmigo sobre lo que significa ser una rscj, me dirige, comparte conmigo el significado de los nuevos comienzos, celebra conmigo y me desafía a aguantar, a mantenerme cuando aparecen dificultades. El significado de mi vida como RSCJ se centra en lo que fue tan querido para Magdalena Sofía – la vida interior.
Ahora puedo decir desde ese profundo espacio interior que mi hogar es donde está mi Dios y que estoy aquí, sigo aquí porque aquí es donde está Dios ahora. Esto es lo que celebro en este año de mi Jubileo de Plata!
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