Abran sus corazones con Magdalena Sofía: Una mujer al servicio de mujeres

La Provincia de BFN ha creado una serie mensual que presenta la vida y la obra de Magdalena Sofía y nos invita a seguir su audaz ejemplo. Lea la entrega del mes de marzo: Una mujer al servicio de mujeres.

Fechas importantes de marzo

  • 8 marzo - Día Internacional de los Derechos de la Mujer
  • 10 de marzo 1807 - Decreto imperial por el que se autoriza la primera estructura de la Congregación
  • 19 marzo 1818 - Salida de Burdeos de las cinco primeras misioneras con destino a Luisiana

La vida de Magdalena Sofía 

Magdalena Sofía quedó marcada por su entorno familiar. Su madre era una persona instruida, sabía leer y escribir y firmar su nombre. Abierta a las corrientes intelectuales de su época, leía y compartía sus lecturas en reuniones con sus diversas relaciones; ella "mantiene salón". Amaba la Antigüedad, como puede verse en los tapices de la casa natal. Su padre, en cambio, es analfabeto, pero no carece de cultura: ésta se expresa en la transmisión oral y en todos los gestos del oficio. Los padres de Sofia están en contacto con todo tipo de personas, no sólo con artesanos. Quizá por eso Magdalena Sofía se encontrará luego a gusto con personas de todos los orígenes, incluidos los que frecuentaban la corte del rey. A través de su propia formación, Magdalena Sofía descubrió la importancia de la educación de las niñas, que era muy limitada en aquella época, y su influencia en toda la familia. Toda su vida trabajó para garantizar que las mujeres pudieran tener un lugar en la sociedad y que se establecieran relaciones más justas entre mujeres y relaciones entre mujeres y hombres.

Para la oración

“Entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo y exclamó en voz alta: «¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!» (Lucas 1, 39-45)

“Entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel”: Ver la alegría de María cuando va con afán por los caminos a visitar a su prima Isabel. ¿Qué buena(s) noticia(s) nos atrevemos a compartir con los que nos son cercanos? ¿Salimos también nosotros, al encuentro de los otros, con el mismo ímpetu?

"Bendita tú entre todas las mujeres": ¡Qué manera tan maravillosa de Isabel de acoger a su joven prima con lo que todavía es su secreto! Reflexiono sobre mis propias alegrías, sobre mi capacidad de compartir las de los demás, de escuchar. ¿Qué produce este compartir?

"Dichosa la que ha creído": Lo que hasta entonces había sido un secreto para María, ahora se confirma con su encuentro con Isabel y sus palabras: "Tú eres la madre de mi Señor". Cuando moran en mi intuiciones para ponerme al servicio, ¿con qué persona de confianza puedo hablar de ello? ¿Quién puede confirmarme en los proyectos que surgen de mi oración?

De los escritos

"Es a través de las mujeres que la futura generación debe ser regenerada.”

(Conferencia, Fiesta de Pentecostés de 1834)

"Hermanas, ustedes han nacido en una época de perturbación social; deben saber cómo hacerle frente, cómo salir de ella con seguridad y, lo que es más, cómo sacar a los otros. Es a ese tipo de apostolado vigoroso al que nosotras, pobres mujeres débiles, tímidas, aterradas, temerosas por naturaleza, el Corazón de Jesús nos convoca, bajo la protección de su divina Madre en el Calvario, Nuestra Señora de los Siete Dolores.”

(Recreación, 1848)

Textos para hoy

“Al compartir nuestras experiencias y reflexiones sobre la condición de la mujer en nuestras diferentes culturas, nos ha sobrecogido la situación injusta en la que se encuentra este grupo que representa la mitad de la humanidad. Hemos sentido con fuerza la urgencia de comprometernos en esta causa que nos implica a todas, como mujeres, religiosas, educadoras.”

(Capitulo General, 1988)

“Desde el origen de nuestra Sociedad LA MUJER fue una de las preocupaciones más grandes de Magdalena Sofía, su educación, su formación, es decir, en un sentido amplio, su liberación. Ciertamente, la palabra “liberación” no se usaba en aquel tiempo y Magdalena Sofía, mujer de su tiempo, formada por su cultura, por el pensamiento de su época y por los acontecimientos políticos vividos en Francia, no la empleó tampoco. Sin embargo, al leer sus escritos con atención nos sorprenderemos al descubrir que la liberación de la mujer forma parte de esa herencia tan rica que nos ha legado. Entiendo aquí por liberación, la ayuda que ofrecemos a la persona para llegar a ser libre, plenamente humana y plenamente ella misma, consciente no sólo de sus derechos sino también de sus obligaciones.”

(Carta de Helen McLaughlin, Superiora General, 25 de marzo, 1994)

“Magdalena Sofía tenía un sueño: que la mujer llegase a ocupar su puesto en la sociedad conociendo los valores que tiene que defender. Soñaba con mujeres educadoras a su vez en su propio ambiente, convencidas de su dignidad y de su propio valer, mujeres sin miedo a hablar y capaces de reclamar el derecho de ser escuchadas cuando la situación lo pida. Mujeres con influencia en su cultura. Y sus sueños tienen que ser los nuestros, estoy segura que lo son. [Y] sería un error creer que desarrollar nuestros valores femeninos significa dejar de lado los masculinos.”

(Carta de Helen McLaughlin, Superiora General, 25 de marzo, 1994)

Una invitación

Mira a Magdalena Sofía y a toda la gente a la que ha permitido discernir y encontrar su camino.

  • ¿Estoy dispuesta/o, en la oración, a escuchar los grandes deseos y las intuiciones profundas que llevo en mi corazón?
  • Como encontrar la manera de iluminarlas?
  • ¿Sé pedir consejo?

Escucha los cantos y la música

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