¡Feliz fiesta! Feliz comienzo de la Celebración del Bicentenario:
Como Kathleen nos acaba de recordar, Filipina y sus compañeras llegaron al Nuevo Mundo en esta fiesta! Imaginen su alivio. Imagínense sus temores. ¡Imaginen su alegría! ¡En honor a ese momento memorable damos comienzo a la celebración del Bicentenario de la Provincia de los Estados Unidos-Canadá!
Esta mañana le dedicamos La Estrella de Filipina en el “Paseo de la Fama en San Luis”. Me quedé pensando «a Filipina no le hubiera gustado este acto…»¡Habría pensado que la estrella era hermosa, pero para alguien más! ¡Espero que no seamos reprendidas!
Asombroso que podamos celebrar juntos esta fiesta a través de los milagros de la tecnología! La familia del Sagrado Corazón de RSCJ, Asociados, compañeros de misión, Hijas de María, alumnos, amigos y familiares de toda la provincia se unió para celebrar nuestra gran fiesta. ¡Gracias a todos los que la hicieron posible y que así continúe.
Una de mis amigas, siempre que quería comunicarse y afirmar la importancia de su mensaje decía «este es el punto. . . «¡Hoy el punto es el inmenso amor de Dios! Es la fiesta que celebra una corriente del amor de Dios en el universo, en toda la creación, y en cada uno y todos nosotros. En medio del caos y la incertidumbre de nuestro mundo, las pérdidas y el dolor que marcan todas nuestras vidas, esta fiesta dice: sostente fuerte que eres amado, no estás solo y este amor está destinado a dar su fruto.
Las lecturas nos permiten conocer quiénes somos: El Deuteronomio dice: «eras el menos numeroso de todos los pueblos. . . Y tú eres la más preciosa posesión de Dios. El amor de Dios fue puesto sobre ti. «No hay necesidad de auto-engrandecimiento y no hay necesidad de aclaraciones; El amor de Dios es el fundamento que lleva a los pueblos a la libertad. Es un pacto desde siempre y no se romperá. Es la base hoy de nuestros pactos compartidos. . Amados de Dios, nos movemos de cualquier adversidad a la esperanza y a la libertad. Esta es la creencia fundacional que impulsó a Filipina a «zarpar». ¿A qué nos impulsa hoy?
El inmenso amor de Dios por la humanidad, expresado en la primera carta de Juan, se revela en Jesús convirtiéndose en uno de nosotros, humano como nosotros, enviado para que tengamos vida. El mensaje fundacional es de nuevo. . . Dios nos ama, Dios primero nos ama y nos da el regalo de amarnos unos a otros. Captamos el flujo del amor de Dios y estamos destinados a darnos el uno al otro. . . Es el espíritu dentro de nosotros que fluye hacia el mundo y hacia la persona que está a nuestro lado o caminando por la calle o en nuestros pensamientos y recuerdos. Es el regalo del inmenso amor de Dios: nuestro amor por los demás, nuestro cuidado compasivo por un mundo que necesita justicia y paz, nuestro cuidado tierno por las personas con las que trabajamos y compartimos nuestras vidas. Una de mis historias favoritas de Filipina es aquella en que hace muebles para la muñeca de una niña que ha pasado mucho tiempo en la enfermería. Me encanta pensar en esa santa que tuvo tal coraje en la adversidad, que luchó con los sacerdotes y los obispos, que fundó escuelas y fue en contra de las leyes para educar a las que se supone no podían educarse, haciendo pequeños muebles de muñecas para que una niña enferma tuviera la experiencia de que era reconocida y amada. Un amor inmenso en un cuarto de enfermería.
Es un ejemplo de que esta es también la fiesta del amor tierno de Dios, el amor íntimo, invitacional, personal que es parte de nuestra misión de descubrir y manifestar. El Evangelio es hermoso «vengan a mí . . . «Nos invita a avanzar hacia el amor de Dios, a salir de nuestro entorno familiar y salir hacia el amor de Dios. La hermana Bárbara Dawson, nuestra Superiora General, en su carta para la fiesta, resalta el impacto de nuestro encuentro con Dios, «tomen sobre ustedes mi yugo y aprende de mí. . . «Soy de la ciudad, crecí en un apartamento en el centro de Chicago y » los yugos «no me dicen nada. Pero la expresión de Bárbara de que tenemos unos yugos que nos pesan y nos impiden dejar que el amor de Dios fluya libremente en nuestras vidas, me hablan ahora. También me habla que cuando se está unido con alguien más, ambos tienen que dar el mismo paso para seguir adelante. Así que mientras me pregunto ¿qué debo soltar?. También cuando tomo el yugo de Dios me pregunto, estoy convencida del amor de Dios por el mundo?
El Evangelio también revela la hermosa auto descripción divina… «porque soy manso y humilde de corazón, y yo agrego y » Dios dice que ama tiernamente”. En cada una de nuestras vidas, cuando creamos el espacio, silenciamos el alboroto y descansamos atentamente, podemos honestamente ser quienes somos, auténticamente ante nosotros mismos y Dios y a menudo podemos entonces reconocer cuán tiernamente somos amados y somos capaces de amar cariñosamente, compasivamente también. Otra experiencia de la vida de Filipina -cuando se dio cuenta de que planeaban viajar a Sugar Creek sin ella, lloraba, las lágrimas corrían por su rostro, abiertamente vulnerable, se dejaba ver. ¿Quién de nosotros no ha tenido experiencias como ella? Sabiendo cuán profunda y tiernamente era amada, podía en ese momento ser quien era. ¿Cómo podemos ser más como esta santa? Al final pudo viajar… Un fino regalo.
El inmenso y tierno amor de Dios está vivo aquí y entre nosotros. El flujo del amor de Dios nos envuelve y nos une. Tomemos un momento para sintonizar ese flujo divino. . . Dejémonos reconocer y apreciar cuán amados somos.
Aceptar cuán profundamente somos amados, llevados por el flujo del amor de Dios y la presencia de todos los que están aquí presentes y en la realidad virtual. . . Podemos regocijarnos en nuestro profundo sentido de conexión. Podemos regocijarnos en nuestra unidad y en nuestra diversidad. Hemos venido a celebrar y a comprometernos nuevamente con lo que apreciamos y compartimos con la Sociedad del Sagrado Corazón en todo el mundo, la misión de descubrir y manifestar el amor de Dios. Tenemos ese gran llamado y nos tenemos los unos a otros para darnos el valor y la confianza para vivir lo que sabemos y deseamos. En unos momentos en que renovaremos nuestros votos, hablemos humildemente y sintamos agradecimiento por el amor inmenso y tierno que nos ha traído a este momento.
Amen.
(* Texto desde rscj.org; re-publicado y traducido con permiso del autor. Las fotos son de la página de Facebook de la Provincia USC).
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