Por pura casualidad y como un regalo de Dios, tuve la oportunidad de estar presente en la misa de inauguración del Sínodo de la Amazonia. Fue una profunda experiencia de Iglesia, con todos sus contrastes.
La verdad es que imaginaba una Eucaristía un poco más inculturada, y me encontré con una liturgia en latín, con cantos gregorianos que parecían no tener nada que ver con la Amazonia. Muy distinto a los rituales llenos de simbolismo que hemos visto después en fotos y videos. Esa distancia me desconcertó, pero al mismo tiempo me hizo tocar el hecho de que el Sínodo es un acontecimiento para toda la Iglesia. Fue como ver frente a frente dos caras de la Iglesia: la de los esquemas clásicos y uniformes, y la que camina enlodándose los pies. Ahí estaban presentes los agentes de pastoral que comparten la vida con los indígenas, pero también personas que quizás esperaban con temor la vida nueva que traiga el Sínodo.
El canto inicial pedía la luz del Espíritu para el Papa y espíritu de escucha y obediencia para todos. Cada día pido para que toda la Iglesia escuche y obedezca al Espíritu de Jesús.
Clara Malo rscj
Province |México
