Ayudé principalmente a las Hermanas en la guardería, que proporcionaba clases gratuitas a las familias más pobres del vecindario. Aunque al principio la barrera del idioma dificultó la comunicación con los niños, muy rápidamente se creó un contacto que iba más allá de las palabras. Descubrí la magia (pero también a veces la dificultad) de ser capaz de comunicarse a través de miradas, sonrisas y gestos. Viví momentos muy fuertes con ellos. Más de una vez me han impresionado por su capacidad de sacar alegría de las situaciones difíciles y su voluntad de rezar todos juntos cada mañana, ya sean musulmanes o cristianos.
La importancia de la fe en la vida de las familias indonesias me conmovió mucho; y me di cuenta de lo importante que es también en mi vida diaria. Aprendí una vez más a afirmar mi fe, a decir alto y claro que sí, que soy católica y estoy orgullosa de ello, y a reclamar mi religión y hacerla más viva.
Nunca olvidaré la hospitalidad dondequiera que fuimos, particularmente en la isla de Flores y en el pueblo de Mbata. Siempre recordaré la dedicación de las monjas y los sacerdotes que conocimos, cuya vocación resuena en ellos al vivirla cada día.
Mi participación en este programa de voluntariado ha fortalecido mi deseo de comprometerme cada dïa al servicio de los demás.
Anne-Charlotte
Section |RSCJ Voluntariado Internacional
Province |Bélgica/Francia/Países Bajos