Ver el rostro de Dios en Japón

Madonna and Child with Mt. Fuji in the background. Photo taken by Beth Sulleza (PHI) at Sacred Heart, Susono, Japan

 
Como parte de su experiencia internacional antes de la probación, 
Bethanie Sulleza rscj del Distrito de Filipinas
visitó Japón desde el 8 de Septiembre hasta el 29 de Octubre. 
Ella comparte con nosotras sus experiencias y reflexiones.
 
 
“Ver el rostro de Dios es el deseo de mi corazón,” es una línea de la canción “El rostro de Dios” que ha sido el tema recurrente en mis 6 semanas de exposición a la Provincia de Japón. Hoy, día en que vuelvo a las Filipinas, me pregunto: “¿Qué ha conmovido mi corazón todo este tiempo?”
 
Cuando empecé mi viaje en la vida religiosa, una de las invitaciones que me hizo Dios era: “Cuánta más belleza puedo mostrarte solo si me lo permites?”. 12 años después y a océanos de distancia de ese encuentro, continúo sintiendo el mismo eco de la llamada de Dios. Yendo a todos los colegios del Sagrado Corazón aquí en Japón, estoy asombrada por la belleza que he experimentado – el entorno natural, las instalaciones, los estudiantes, la riqueza de la educación del Sagrado Corazón y la simplicidad y cuidado de las hermanas.
 
 
      

La belleza de Susono, Obayashi y Kyoto han llenado mi corazón con el asombro de la grandeza de Dios.

 
Siendo Filipina que ve mucha pobreza en las Filipinas, me sorprendió que necesitaba viajar lejos para ver a los pobres en Kamagasaki, Saya o las víctimas de la explosión de la planta de Fukushima. Pero incluso en la ciudad, cuando escucho a los estudiantes y cómo perciben los retos de Japón, adivino que debe haber alguna forma de pobreza invisible entre la abundancia material que lleva a la gente a sufrir en aislamiento. En ellos, contemplo a Jesús en la cruz, inalcanzable y sufriendo completamente solo. 
 

   

Los días pasados en la Base Haramachi me hicieron sentir que era el Sábado Negro, en que Jesús está muerto.
 
   

Pero encontrarme con la gente que elige ser portadora de esperanza me dio la seguridad de que la resurrección está viniendo.

 
Al compartir con los estudiantes de los colegios las realidades de las Filipinas, he crecido en la convicción de que los pobres nos ayudan a ver lo que es realmente esencial en la vida. Me reafirmo en que mi compartir con diferentes grupos ha sido para mí una oportunidad de dar voz a las vidas de mucha gente joven en las Filipinas, de forma que sus problemas puedan llevar a otros a reflexionar sobre sus propios valores y prioridades. 
 
 
    

Compartiendo con estudiantes en Sapporo, Obayashi, Sankocho y Susono.

 
Estoy en mi día de silencio en Susono, y me doy cuenta de que con todos los viajes y encuentros que he tenido en las últimas semanas, se ha ido produciendo un camino interior dentro de mí, vibrante y persuasivo. Recordar mis experiencias en Japón me condujo a un encuentro con Jesús que nunca pierde la oportunidad de recordarme lo “ancho y largo y alto y profundo” (Ef. 3: 18b) que es su amor. Vuelvo a casa en Filipinas no solamente con el don de estos encuentros, sino mucho más importante, con la certeza de que cualquiera que sea el lugar al que Dios me conduzca, buscarle a El dentro de mí es lo que más valoro. 
 
 
     

Disfrutando el silencio.

 
Estoy llena de gratitud por esta rica experiencia que me habéis dado, hermanas de la Provincia de Japón. Os llevo a todas en mi corazón y rezo para que veamos el rostro de Dios en todos nuestros caminos. 
 
Bethanie Sulleza rscj
Esta reflexión fue originalmente impresa en el Boletín de la Provincia de Japón, y se vuelve a publicar aquí con permiso.
 

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