De Vuelta del Voluntariado internacional en Chile

Marine, una voluntaria francesa del Sagrado Corazón, relata sus dos meses de voluntariado en Chile. Leer el artículo original (en francés)

Hice un voluntariado internacional en Reñaca Alto, Chile, ¡que fue una experiencia increíble!

Viví 2 meses en una casa internacional con cuatro hermanas: dos de México, una de Chile y una de España. ¡Me encantó vivir con ellas como compañera de piso! Ralenticé mi ritmo y me tomé el tiempo de hacer las cosas con sencillez: dedicar toda una mañana a preparar una buena comida 100% casera (con el 50% de los productos procedentes del huerto), empezar el día yendo a la capilla para leer un pasaje de la Biblia y terminarlo en oración. Cada día tenía una misión diferente: clases de inglés para los padres, apoyo en una escuela donde acompañé a unos alumnos que, tras 2 años de pandemia, no sabían leer ni escribir. Les presenté Francia y su cultura y les hablé de aviones (mi tema favorito). También ayudé a una de las hermanas a desarrollar el compostaje, recogiendo los cubos de basura orgánica de algunas de las familias y dándoles la tierra en que se había convertido para que pudieran plantar su propio huerto. Una vez a la semana iba a Valparaíso a cocinar una comida que distribuíamos por las calles a los pobres. Organizábamos actividades para los niños: juegos, refuerzo escolar y meditación.

Lo impresionante es que llegué a Chile sin ninguna expectativa en particular, sin saber casi nada del trabajo que iba a hacer y, sin saberlo, ¡lo que hice fue exactamente lo que quería! Quería ser útil y lo logré, porque pude enseñar a leer y escribir a 2 niñitos de 12 años que estaban muy atrasados. He hecho amistad con personas maravillosas, con un corazón enorme a pesar de todas las dificultades por las que han pasado, pero sobre todo he aprendido que la sencillez es la clave de la felicidad.