nueve RSCJ, que están en Roma para la probación
(un período de preparación intensiva
recibieron su nombre y divisa.
La violencia de los atentados del 13 de noviembre en París os ha afectado especialmente, pues solo unas horas antes habíais salido de Francia para volver a Roma. La crisis de los inmigrantes que está teniendo lugar en varias partes del mundo, y especialmente en Europa, se os ha hecho muy presente a través de las imágenes de las olas de refugiados viajando por tierra o por mar en busca de refugio y seguridad, y de los pequeños esfuerzos, por medio del proyecto inter-congregacional en Sicilia, para responder a quienes llegan. La realidad del cambio climático está afectando las vidas de cada vez más personas, con importantes consecuencias para el futuro, aunque el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático nos da también esperanza de que podemos cambiar nuestros corazones y nuestras opciones.
En la Iglesia seguimos experimentando un tiempo de esperanza y de desafíos, pues el Papa Francisco nos llama a vivir las actitudes de Jesús y las llamadas del evangelio a construir un mundo donde todas las personas experimenten la ternura, la misericordia, la inclusión y el acceso a los recursos necesarios para vivir con dignidad. Al acercarnos al final del año de la Vida Consagrada escuchamos la pregunta: “¿De verdad es Jesús nuestro primer y único amor, como prometimos cuando profesamos nuestros votos?” (Carta apostólica, 21 noviembre 2014). Al hacer vuestra profesión perpetua os comprometéis a vivir, en este mundo del siglo XXI, el amor con que Jesús ama.
Llenas de alegría y de gratitud por las gracias que las probanistas han recibido y por su deseo y compromiso de vivirlas para los demás en sus países y provincias, como religiosas profesas del Sagrado Corazón:
con la divisa: