Reflexión de Pascua 2021: Crisis, Transformación y Resurrección

  • Katsujiro Maekawa - After the Rain (via Flickr)
    Katsujiro Maekawa - After the Rain (via Flickr)

Las crisis de proporciones imprevistas, como la pandemia actual, están destinadas a provocar trastornos y caos. Así que la llamada de esta Pascua es para liderar desde el futuro que emerge. El Papa Francisco nos dice que a veces el desarraigo puede ser curativo o resultar en un cambio de imagen radical. Da la oportunidad de soñar, de desarrollar nuevas ideas, de pensar “fuera de la caja”, o incluso, simplemente de orar en maneras que son únicas y propias.

Cuando uno es expulsado del campo de fútbol y sentado en el banco, todo da un giro. Durante el confinamiento actual del coronavirus, nuestros hábitos, nuestros comportamientos reflexivos, los puntos de referencia de nuestra existencia que han tomado forma a medida que pasa el tiempo, habrán dado una vuelta de pies a cabeza, y todos habremos aprendido a vivir de nuevo. En todo momento tenemos que mantener nuestros ojos en el horizonte, como lo hizo Jesús, para ver el nuevo crecimiento de hojas frescas y tiernas que brota después de una severa poda.

Esta poda, esta purificación nos desafía a desarrollar paciencia, tolerancia, comprensión, capacidad de perdonar, e infunde en nosotros una nueva empatía por los pobres y los indefensos. A su vez, esto nos llama al silencio y a la soledad. A menudo el silencio y la soledad aumentan nuestra capacidad de oración y conexión con Dios, y con la ayuda de Dios seremos capaces de superar las tentaciones que experimentamos en el camino. Tomar tiempo para leer buenos libros inspiradores, biografías, autobiografías, escuchar música, disfrutar de pasatiempos significativos y creativos,  nos ayudará a prepararnos para el futuro que emerge. Equipados con estas habilidades, cada uno de nosotros puede emerger como líder.

Cuando escuchamos, contemplamos, hablamos a Jesús como hablaríamos a un amigo cercano, entonces asumiremos automáticamente  la responsabilidad colectiva de todas las criaturas de Dios y esto nos llevará a lo mejor de estas transformaciones. Cuando vivimos creativamente, el Espíritu Divino nos empodera. Cuando entregamos nuestro temor a la muerte a los pies de Cristo, entramos en la vida eterna ahora en lugar de después de la muerte. La resurrección de Jesús ha asegurado que todos tengamos vida eterna, pero necesitamos vivir nuestra vida presente al máximo. Dios ha confiado una misión a cada uno de nosotros y no podemos descansar hasta que el reino de Dios, de justicia, amor y paz se haga realidad en la tierra.

Quizás el Señor nos desafía esta Pascua a mirar más allá de lo obvio, a convertirnos en nuevos samaritanos del tercer milenio. Queremos ser personas de cambio, personas del futuro, energizadas por la gratitud, el humor, la risa, la generosidad y el amor incondicional. Queremos que la buena nueva de nuestra redención sea conocida por todos.

Para cumplir esta misión, debemos preguntarnos: ¿Cómo somos agentes de resurrección para los demás a medida que pasan de la muerte a una nueva vida? ¿Cómo podemos vivir plenamente, incluso cuando la muerte en cualquiera de sus formas nos visita, como en la actual crisis del COVID-19? ¿Estamos viviendo una vida de expansión, de curiosidad y de conciencia más profunda?

¡Feliz Pascua de Resurrección!

Dr (Sr) Mudita Menona Sodder RSCJ (IND)

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