En la celebración del Triduo Pascual en Kinkopal-Rose Bay, una alumna del Año 11, Bella Lamaro, hizo el Jueves Santo la reflexión sobre el Evangelio.
Como subrayó una RSCJ: “mucha materia para pensar por parte de una persona tan joven”. Es un reconocimiento a la educación que están recibiendo estas estudiantes.
Mary Shanahan rscj
Todas las criaturas en esta tierra, ya sean humanos, animales o vegetales, todos nosotros tenemos muchas maneras en que mostramos lo que queremos. El llanto de sed de un bebé le permite a su madre darse cuenta de su deseo y, en consecuencia, responderá a su necesidad. Los gemidos de hambre de un perro y su súplica persistente le permiten a su dueño darse cuenta de su necesidad y responder a su pedido de comida. La solicitud de cuidado de una flor se muestra a medida que se marchita, y en consecuencia será regada. De diversas maneras, podemos expresar nuestros deseos y necesidades, ya sea a través de palabras o acciones.
Jesús, en el momento de su muerte, dijo dos palabras importantes: “Tengo sed”. Como le sucede a un bebé, un perro, una flor, también Jesús expresó su sed y su necesidad. Pero, ¿qué quiso decir exactamente con esta sed?. Para comprenderlo, tenemos que mirar más allá del significado evidente de las palabras. Jesús no habla de una sed literal sino de su sed de amor por toda la Humanidad. Su sed desea inmolarse por la humanidad y sus necesidades, empleando sus últimos momentos sobre la tierra para expresar su sed por la salvación del género humano. Este es su gran sacrificio, empleando el último momento de su vida para hablar en nombre nuestro. Fue capaz de ver las injusticias y deseos de su pueblo y por ello clama a Dios para que sacie esta sed.
En Juan 7, Jesús dice a la multitud en Jerusalén: “Si alguien tiene sed, venga a Mí, y beba el que cree en Mí”. Pensaba en toda la Humanidad. Veía a los que viven en la pobreza. A los que no tienen casa. A los que soportan discriminación y juicio-ciegos, sordos, tullidos. Su misión era saciar la sed de todos, incluyendo a los marginados. Cada persona lleva en sí un clamor, y al gritar “Tengo sed”, Jesús está pidiendo a Dios que satisfaga la sed de la Humanidad y le dé la Salvación.
En el momento antes de morir dice: “Todo está cumplido”. Esto no es sólo para mostrar que su vida humana en la tierra está terminada.Tenemos que mirar más allá. Ha terminado su tarea en la tierra, ha expresado las necesidades de la Humanidad. El líquido que sale de su Costado, agua y sangre, es la expresión de su amor para satisfacer para satisfacer esa sed. Su Corazón divino respondió a nuestras llamadas.
Magdalena Sofía creyó que al derramarse la sangre y el agua, la Sociedad del Sagrado Corazón fue creada por el sacrificio de Jesús y su entrega continua a la Humanidad, incluso después de su muerte. En respuesta a este mensaje, en nuestra propia comunidad en Kinkoppal-Rose Bay, todas unidas, abramos nuestro corazón no sólo a los sedientos en nuestra sociedad, también unas a otras. Durante este Triduo Pascual satisfagamos la necesidad en nuestra pequeña pero fuerte comunidad por algo tan pequeño como una sonrisa. Jesús entregó sus últimos momentos y su vida en respuesta a las llamadas de la Humanidad, por ello, en este descanso Pascual, procuremos reflexionar en la gracia recibida y sacrificar algo de nuestro tiempo para pasarlo con aquellos que nos aman. Procurando dar felicidad y satisfacción al menos a una persona, sabremos que hemos satisfecho la sed de alguien con lo que brota de nuestro corazón.
** Tomado de ANZ Musings, abril 2018.
Province |Australia / Nueva Zelanda
Our Spirituality |Celebramos los acontecimientos