El 8 de julio, el ex primer ministro Shinzo Abe fue asesinado a tiros en Nara, Japón. Sentimos una fuerte indignación por esta violencia y rezamos sinceramente por el descanso del Sr. Abe. Señor, por favor, concédenos el don de la verdadera sabiduría y madurez para resolver las diferencias de ideas y posiciones no con la violencia o la fuerza, sino con las palabras.
El destacado escritor Kazutoshi Hando señaló en una ocasión varios signos peligrosos que una sociedad revela cuando se dirige a la guerra: (1) Se agita la conciencia de víctima y la disidencia. (2) La libertad de expresión se ve amenazada. (3) La educación se vuelve nacionalista. (4) Se refuerza el sistema de vigilancia. (5) Se acentúa el nacionalismo. (6) Se empieza a practicar el terrorismo.
Me temo que estamos presenciando algunos de estos síntomas ahora en Japón.
Querido Dios, ayúdanos a no perder nuestra objetividad ante este impactante incidente. Te rogamos que nos des tu Espíritu ahora. No permitas que caigamos en la trampa de preocuparnos solo por el lado trágico y dramático del incidente, porque esto puede cegarnos. Ayúdanos a prestar atención no sólo a los aspectos brillantes de nuestro pasado reciente, sino también a sus realidades oscuras y legados negativos, especialmente en el mundo de la política y la economía.
Ayúdanos a tomar conciencia del peligro que supone un clima que restringe nuestra sana crítica y nuestro criticismo. Por favor, danos el sentido del equilibrio y la valentía para expresar nuestra opinión abiertamente, cuando sea necesario. Esto es lo que nosotros, como religiosos, estamos llamados a ofrecer, con tu ayuda.
Por todo ello, rogamos a Dios.
– Junko Tajima, RSCJ
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