Soy originaria de Kerala, pero me crie en Mumbai. La historia de mi vocación es como un cuento de hadas – todo bien planeado desde el principio hasta el final.
Comenzó cuando me uní a la Asociación de la Legión de María en mi parroquia – la Iglesia del Niño Jesús, Ghatkopar, Mumbai. Yo tenía entonces 12 años. Con los años, mi amor por la Iglesia y la devoción a la Madre María se hicieron más fuertes y más profundos.
Fue después de que terminé los exámenes de la Junta para Estándar X que de repente sentí el deseo de ser religiosa, y cuando se lo expresé a mis padres me disuadieron, ya que dijeron que era demasiado joven para dar ese paso. Me encontré vistiéndome como una monja y admirándome en el espejo.
En casa, la imagen del Sagrado Corazón en un marco de cristal era el centro de nuestra devoción, y a menudo me sentaba frente a ella, imaginándome en el Corazón de Jesús.
A medida que continué mis estudios universitarios, me volví más y más activa en las organizaciones parroquiales; la iglesia se convirtió en mi segundo hogar. Quería entregar toda mi vida a la Iglesia entrando en la vida religiosa.
La llamada a ser religiosa surgió de nuevo mientras estaba en Segundo Año de Bachillerato en Artes, pero no estaba segura si sobreviviría como una hermana. Mientras oraba en la gruta de mi iglesia parroquial, sentí que la Virgen me decía que fuera a ver de qué se trataba la vida religiosa. Esto me convenció de mi llamada, y luego empecé a buscar la congregación adecuada para entrar.
Puesto que tengo muchos parientes en varias congregaciones, elegí lo que más me atrajo, a saber, la Sociedad del Sagrado Corazón, cuya misión es glorificar el Corazón de Jesús a través del servicio de la educación. Eran mis pasiones gemelas – la enseñanza y la devoción al Sagrado Corazón – las que me llevaron a la congregación que hiciese realidad ambos deseos.
Finalmente, entré en la Sociedad del Sagrado Corazón a la edad de 23 años, después de completar mi Bachillerato en Educación; durante los últimos 27 años he servido en la misión educativa de la congregación, que incluye la enseñanza directa en el aula, así como el trabajo pastoral en las zonas urbanas y rurales de Mahrashtra. En cada etapa de mi vida, cada experiencia ha profundizado mi convicción de ser llamada. Nunca puedo dejar de agradecer a Dios por elegirme para servir en Su viña.
Estoy muy en deuda con mis padres, hermanos y en particular con mi tía, la Ha. Mary Mathew, RSCJ, (a través de quien llegué a conocer y amar a la Sociedad) por la gracia de mi vocación. Al mirar hacia atrás a lo largo de mis años de mi vida como RSCJ, me siento muy agradecida por las oportunidades de desarrollar mis capacidades y por tantas experiencias enriquecedoras que han nutrido mi vocación.
Actualmente trabajo en el Colegio Universitario Sophia como subdirectora del Colegio Universitario de dos años, en Mumbai. En y a través de todos los altibajos de mi vida una cosa que he aprendido es que Dios me ama incondicionalmente y hace lo que es mejor para mí en todo momento y en todas situaciones.
Como decía Santa Magdalena Sofía, nuestra Madre Fundadora, “Quedad en paz y recordad ‘que todas las cosas obran juntas para el bien de los que aman a Dios, de los que son llamados según su propósito’.” (Romanos 8,28).
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