Todo requiere renovación hoy en día – todo. Esto incluye también los votos y la vida consagrada. Lo esencial permanece, pero como todo, los votos también están necesitados de innovación al servicio de este tiempo en el que vivimos.
Ha sido un privilegio para mí ser profesora de departamentos de grado de teología en los último 15 años y, durante muchos de ellos, impartir también cursos sobre la vida religiosa. Hay algo siempre antiguo y siempre novedoso en este proceso. Antiguo es caer en la cuenta de la gran tradición de la vida consagrada que ha evolucionado durante siglos. Siempre nuevo es caer en la cuenta de cómo el Espíritu continúa conduciéndonos a formas nuevas de vivir los consejos evangélicos, los votos. En esto es en lo que todos somos aprendices, y todos caminamos juntos. Encontrarme con personas de todo el mundo y de todas las formas de vida religiosa me ha enseñado mucho.
En la Unión Teológica Católica tenemos más de 40 países representados y un número similar de congregaciones en cualquier momento dado. El 40% de nuestros estudiantes son miembros de órdenes religiosas. Muchos están en programas de grado, mientras que otros están en programas de formación continuada, en año sabático o preparándose para trabajar como formadores. Algunos han celebrado ya sus jubileos de oro, pero muchos más son miembros más jóvenes, de todos los puntos de los Estados Unidos y del mundo.
Estoy aprendiendo mucho y las reflexiones que siguen son simplemente algunos de mis aprendizajes que provienen de encuentros dentro y fuera de las aulas, en lugares que van desde Chicago hasta Bandung en Indonesia. Estos aprendizajes constituyen una selección de un libro que estoy terminando, “La vida religiosa para el siglo XXI: Crear comunidades de esperanza a una escala global”, y que aborda estas y otras áreas en mayor profundidad. Ojalá que estos extractos que ofrezco sirvan de catalizadores de nuestras conversaciones. Al final de cada sección ofrezco cuestiones para la reflexión y el diálogo.
¿Cómo nos desafían y nos estiran los votos hoy en día?
El Espíritu que recibieron nuestros fundadores es un Espíritu dinámico, creativo. El Carisma nos da el sentir y la fluidez de nuestros votos. Por ejemplo, como miembro de las Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús, nuestro carisma, descubrir el amor de Dios y manifestarlo en el mundo, me guía al corazón herido de la humanidad y a la tierra también herida. Sabiendo que Dios está ya presente en estos espacios, mi llamada es a ser testigo de este amor y a hacerlo visible, tanto en particular como de forma sistémica. El carisma da forma y hace fluir el amor en el modo en que vivo mis votos. Así, vivir la obediencia me llamará a escuchar y responder a la voz de Dios junto a los gritos de la gente y de la creación que piden ser tratados con dignidad, respeto, y amor. Vivir la pobreza así anuncia la Buena Noticia de la abundancia del Amor presente para todos. La castidad célibe me mueve así hacia el corazón herido de la humanidad y de la creación, haciendo visible el amor de Dios y ofreciendo el amor y la misericordia de Dios a través de mi presencia y mi ministerio.
Vivo en Chicago, una ciudad que, en medio de su magnífica diversidad y simpatía, tiene también vecindarios que luchan con la pobreza, la violencia armada y las bandas juveniles. Demasiados jóvenes, en algunas zonas del Sur de Chicago, viven con escasez de comida, ausencia de seguridad, penuria educacional y no tienen un sentido de pertenencia a la comunidad o incluso a la ciudad de Chicago. Este sentimiento de ausencia de pertenencia es quizás más común de lo que pensamos, incluso en gente cercana a nosotras.
En este contexto nuestros votos deben ser una respuesta a estas necesidades insatisfechas. Sí, participamos en cómo se puede resolver la escasez de todo tipo, pero hay más que eso. Los votos deben servir como una respuesta (¿Buena Noticia!!) a las necesidades de pertenencia que hay a nuestro alrededor. Vivir la obediencia requiere que escuche profundamente a personas que están en los márgenes de la sociedad para comprender cómo mis votos de pobreza y de celibato pueden ser buena noticia ahí. Nota: Dios no se calla en esto y es bastante directo. Vivir la pobreza en este contexto debe dar testimonio de que hay suficiente para todos y que todos son bienvenidos. Vivir la castidad célibe me cuestiona a encontrar formas significativas de incluir a la gente joven, a profundizar el derecho que cada persona tiene de pertenecer a nuestra comunidad humana. Es una llamada a una hospitalidad radical, y no hay límite respecto a quién está incluido y de dónde es. Los votos están ahí para ser Buena Noticia, no solo para nosotras, sino para toda la gente y para nuestra tierra.
Los votos han de vivirse en comunidad, como comunidades y congregaciones; hacemos lo que hacemos juntas. La forma particular de vivir los votos según los contextos, localmente, nacionalmente, e incluso a nivel internacional, debe ser discernida en común. Y está claro que solo podemos empezar a discernir si somos suficientemente cercanas y estamos en relación con personas en los márgenes y en los bordes. La proximidad es importante.
¿Cuál es la necesidad profunda en donde tú vives?
Esa necesidad, ¿qué manifestación de los votos está llamando?
¿Cómo puedes/podéis ser testigo de esto comunitariamente?
El contexto actual de los Estados Unidos hace que la verdad sea cuestionada por “hechos alternativos” y que haya un deseo en algunos de una orientación nacionalista. La llamada Dominicana a “buscar la verdad” es especialmente necesaria en estos momentos. El voto de obediencia puede ofrecer una perspectiva en esto, en la actual ciénaga de nuestra capacidad pública para el diálogo profundo, y puede ayudarnos en nuestra búsqueda de un diálogo más hondo, así como ofrecer algunas respuestas claras con la perspectiva de los valores evangélicos. Esto nos llama a una vivencia más profunda de la verdad, veritas.
La obediencia también nos llama más allá de nuestras circunstancias inmediatas y de nuestras realidades geográficas, uniéndonos en todos los continentes. Nos encontramos unidas, por ejemplo, a nuestras hermanas y hermanos en la República Democrática del Congo, que luchan con un régimen político difícil de calificar.
Aprendemos unos de otros. La forma en que tú vives tus votos tiene un impacto en cómo los vivo yo. Estamos conectados. Nuestra vivencia de los votos en nuestros lugares está relacionada con la Buena Noticia que se vive en otros sitios. Todas las partes del mundo -cada una de nosotras – nos enseñamos mutuamente, estamos conectadas en Dios. Esta conexión es también la forma en que la vida religiosa continúa caminando.
A un nivel básico podemos caer en a cuenta de cómo nuestros diferentes acentos culturales, unos más centrados en lo individual y otros más en lo común, tienen un impacto en nuestras maneras de ver la vida y las relaciones. Yendo más adentro, ahondar en la diversidad presente en nuestras congregaciones puede ayudarnos a descubrir nuevos caminos para comprender los votos. Reconocer la “dignidad de la diferencia”1 y dialogar unos con otros con profundidad nos ayuda a crear lo nuevo que está surgiendo pero que no es visible todavía. Nuestros sentidos se abren, y esto es un don.
Y ¡hay tanto más!! Cómo vivimos todo esto tiene enormes implicaciones para nuestra misión y también para nuestras comunidades parroquiales. Hay un testimonio profundo y muy necesario cuando nos esforzamos por transformar nuestras comunidades multiculturales en comunidades interculturales.
Podemos ofrecer también nuestros aprendizajes y esfuerzos a nuestra creciente diversidad en la iglesia de los Estados Unidos (mucho más allá de las parroquias étnicas) en escuelas, parroquias y reuniones. Vamos con la humildad que la experiencia y el esfuerzo vivido nos aportan, hacia fuera y hacia el pueblo de Dios que refleja la diversidad de Dios, abiertas a los encuentros.
¿Qué dones ofrece tu cultura para profundizar cada uno de los votos?
¿Cómo puedes encontrar formas de preguntar y acoger historias
Conclusión
Sabemos que vivir nuestra llamada solo es posible en la medida en que nos sumergimos en espacios de silencio y atención orante, ofreciendo a Dios nuestros deseos y esfuerzos. Este es un tiempo de entrega radical, apertura, generosidad, y «de-vincularse» («de-linking»).2 Estamos también en un tiempo de creatividad, innovación y emergencia de algo nuevo. Estamos llamadas a vivir los votos profundamente.
Vivir nuestros votos y carismas en este tiempo es parte de nuestro camino con Dios y con toda su creación, desde este corazón holístico que la creatividad otorga a nuestros votos y lo que se nos pide vivir con ellos. Estamos llamadas a vivir los votos con amplitud.
Os invito a vosotras y a los miembros de vuestras congregaciones, individualmente y en comunidad, a dar tiempo a reflexionar sobre los votos en vuestros contextos y con vuestros carismas, y desde ahí, compartir lo que cada persona sienta que le llama en el mundo de hoy. La sabiduría está presente y se alzará entre vosotras.
Sí, el Espíritu nos mueve a todos, busca transformarlo todo, y las posibilidades son ilimitadas. Así que Vayamos!
Maria Cimperman rscj
** Traducido y publicado con el permiso de ls autors y del «LCWR Occasional Paper — Winter 2018«, con fotos de archivo de rscjinternational.org
Province |Estados Unidos y Canadá
Our Spirituality |Reflexiones a través del mundo